viernes, 9 de septiembre de 2011

Casi diez años de búsqueda y captura del enemigo 'número uno' de EE UU: Osama bin Laden


Solo un día después del 11 de septiembre de 2001, tras esos trágicos 102 minutos que cambiaron la historia y una vez superada, en parte al menos, la conmoción inicial por lo ocurrido, Estados Unidos buscaba, necesitaba, un culpable a quien rendir cuentas. No tardó mucho en encontrarlo. Pasaban cuatro días de los atentados cuando George W. Bush, presidente entonces del aquel país aún dolido, señalaba a Osama bin Laden, líder de la organización terrorista Al Qaeda, como el "sospechoso 'número uno'" y 'cerebro' de los ataques. Dos días después prometió capturarlo "vivo o muerto", iniciando así "una guerra contra el terror" que todavía se mantiene en el mundo. Ver cumplir la promesa de Bush se hizo esperar, pues no fue hasta el 1 de mayo de este 2011, casi diez años después del 11-S, cuando EE UU anunció la muerte del líder terrorista.

Quiero que se haga justicia. En el Oeste se decía: 'Vivo o muerto' "Esta es una guerra, un acto de guerra que los terroristas han declarado contra Estados Unidos y tendrá una respuesta apropiada", dijo Bush tras los atentados en Nueva York y Washington. Sobre Bin Laden, señaló: "Quiero que se haga justicia. En el Oeste, me acuerdo, se decía: 'Se busca, vivo o muerto'". El líder de Al Qaeda no era, ni mucho menos, un desconocido para EE UU, que en ya 1998 lo declaró como el principal enemigo del país tras los ataques contra embajadas estadounidenses en Nairobi (Kenia) y Dar es Salaam (Tanzania).

Afganistán, controlado por el régimen talibán, servía de refugio para Bin Laden y Al Qaeda y se convirtió, por tanto, en el principal objetivo de Estados Unidos. El 7 de octubre de 2001, casi un mes después del 11-S, Bush ordena el inicio de la operación 'Libertad Duradera' y comienza la invasión del país asiático. Tras dos meses de combates, la conquista de Kandahar, último bastión talibán, pone fin al régimen en Afganistán. Sin embargo, no hay rastro de Bin Laden. Se piensa que ha huído a las montañas que hacen frontera con Pakistán.

Bush pone su mirada en Irak y lo incluye en su llamado 'Eje del mal', término que usa para describir a los regímenes que supuestamente apoyan el terrorismo, junto a Irán y Corea de Norte. El mandatario americano se justifica por un vídeo de Bin Laden en el que se refería a su alianza con el régimen de Sadam Husein. El 20 de marzo de 2003, EE UU y Reino Unido, basándose en unos informes que defienden que Irak oculta armas de destrucción masiva, atacan el país. España muestra su apoyo a la acción militar. Bagdad poco tarda en caer y Sadam Husein es capturado a finales de 2003.
¿Y Bin Laden?

Pero sigue sin saberse nada de Bin Laden, salvo diversos mensajes que difunde felicitándose por el 11-S y amenazando a los países que intervengan en Irak. En octubre de 2004, difunde un vídeo en el que explica que el 11-S se gestó en 1982, "cuando EE UU permitió a Israel invadir Líbano". Antes de ese mensaje, se produjeron los atentados de Bali en 2002 (más de 200 muertos) y Madrid en 2004 (192 fallecidos). Despúes, llegó el ataque a Londres en 2005 con 56 muertos.

Bush acabó su mandato sin conseguir lo que más quería y dejó una dura herencia a su sucesor: Barack Obama. De Bin Laden se hablaba cada vez menos, como si fuera un nombre que el tiempo se encargaría de olvidar. La Casa Blanca señalaba que "la guerra contra el terrorismo" iba "más allá de su captura". Ya casi era una utopía.

EE UU ha liderado una operación militar y ha matado a Osama bin Laden Pero la noticia llegó el 1 de mayo de este año. "Esta noche puedo anunciar a los estadounidenses que EE UU ha liderado una operación militar y ha matado a Osama bin Laden". Estas palabras de Obama ponían punto y final a casi diez años de búsqueda y captura. El líder de Al Qaeda murió, según la versión oficial, de un tiro en la cabeza y otro en el pecho disparados por un comando especial estadounidense. Su cadáver fue tirado al mar, según varias versiones para evitar que la sepultura del terrorista se convirtiera en un lugar de peregrinaje. Bin Laden se refugiaba en una mansión fortificada en la localidad paquistaní de Abottabad, al norte del país y a 55 kilómetros de la capital, Islamabad. Al Qaeda no tardó en confirmar su muerte.

Bush, en un comunicado difundido tras saber la noticia, dijo que "la lucha contra el terror continúa, pero Estados Unidos ha mandado un mensaje inequívoco: no importa cuanto se tarde, se hará justicia". Un libro reciente publicado por Michael Scheuer, exresponsable de la unidad antiterrorista de la CIA, apunta que Bin Laden había dejado ya constancia entre sus allegados de que "no esperaba vivir lo suficiente para ver acabado su trabajo", y aventuraba que la guerra de Al Qaeda "duraría décadas".
Autores materiales

Bin Laden fue el 'cerebro' del 11-S pero hasta 19 hombres fueron los autores materiales de los ataques. En cada uno de los cuatro aviones usados como armas había cinco secuestradores, excepto en el Vuelo 93 de United Airlines (no alcanzó su objetivo, posiblemente el Capitolio, y cayó en Pensilvania), que contó con cuatro captores. Quince de ellos eran de Arabia Saudí, dos de Emiratos Árabes Unidos, uno de Líbano y otro de Egipto. Este último, Mohamed Atta, era uno de los líderes del comando junto a Marwan al-Shehhi, Ziad Jarrah y Hani Hanjour. La mayoría contaba con estudios universitarios, eran de familias acomodadas y algunos tenían conocimientos de pilotaje.

Desde que se produjeron los atentados, el FBI los identificó casi al instante como los autores del ataque. Tampoco intentaron ocultar previamente sus nombres pues usaron sus pasaportes y tarjetas de crédito en su estancia en EE UU. También hay otros ocho miembros de Al Qaeda que no participaron en el 11-S por diversas causas (por ejemplo, alguno no lograron entrar en el país). Se piensa que su objetivo era secuestrar un quinto avión y estrellarlo en la Casa Blanca.

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