miércoles, 3 de junio de 2009

Un milagro zafarse del celibato










Un milagro zafarse del celibato
Requiere una dispensa del Sumo Pontífice que casi nunca se obtiene


El sacerdote César Ramírez, de 40 años de edad, se casó hace tres meses con Reinabelle Rosado. Ahora ejerce el sacerdocio en una iglesia episcopal.

En los últimos 20 años, al menos 15 ministros católicos puertorriqueños han dado el salto a la Iglesia Episcopal para convertirse en sacerdotes allí tras enamorarse de una mujer y declararse inconformes con algunas normas del catolicismo romano.
Así lo reveló ayer el obispo David Andrés Álvarez, de la Iglesia Episcopal Puertorriqueña, quien recalcó que muchos ni optan por solicitar la dispensa papal que les exige el Derecho Canónico para librarse del compromiso al celibato que hicieron en su formación y ordenación sacerdotal.
La controversia en torno al tema del celibato resurgió luego que, a principios de mayo, unas fotos del padre Alberto Cutié en compañía de una joven detonaron en su salida de la Iglesia Católica y su incursión en la Episcopal tras reconocer que estaba enamorado.
“La mayoría no pide la dispensa porque es un proceso larguísimo. Además, bajo este nuevo Papa (Benedicto XVI), tan conservador, a muchos de los que la están solicitando se la están denegando”, dijo. Según Álvarez, ante este panorama muchos de los sacerdotes católicos, que al igual que Cutié interesan casarse pero continuar sirviendo como religiosos, optan por salirse de la Iglesia Católica sin pedir la dispensa.


“Muchos son mal vistos, rechazados, excomulgados, como si hubiesen faltado a sus promesas. Por eso es que deciden conseguir espacio en otras iglesias, como la Episcopal”, aseguró.
Entre estos se encuentra el padre José Antonio Muñoz, quien fue misionero claretiano y luego sacerdote secular que laboraba en la Arquidiócesis de San Juan, primero junto al cardenal Luis Aponte Martínez y luego con el arzobispo Roberto González Nieves.
Tras pedir “un año de discernimiento” ante la “profunda soledad” que sentía, se dio tiempo para conocer a su actual esposa, Marion Gelpí. Fue ésta quien le presentó en la Iglesia Episcopal, a la cual ingresó en el año 2000.
“Si te pones a esperar por el Papa...”, dijo Muñoz, quien comentó cómo el obispo Álvarez le concedió una licencia provisional para que pudiera seguir ejerciendo como religioso. Sin embargo, comentó cómo, tras tomar la decisión de abandonar la Iglesia Católica, vio su mundo desmoronarse al ser despedido de los programas que moderaba en medios católicos, así como el retiro de sus grabaciones musicales de librerías católicas. Agregó que el rechazo que sintió provino mayormente de la jerarquía eclesiástica, no así de sus compañeros sacerdotes, quienes, según aseguró, comprendieron su decisión.
“Tus compañeros sacerdotes te apoyan, porque viven situaciones similares. Con muchos, de hecho, guardo comunicación. Mi familia, que son católicos romanos, tardó, pero poco a poco lo ha ido aceptando, especialmente después que salió el revolú de los sacerdotes pederastas”, dijo Muñoz, quien actualmente es vicario de la Misión San Lucas Evangelista, en Ponce, además de dirigir la División de Publicidad y Promoción de la Iglesia Episcopal.
Según comentó, uno de los problemas que enfrentan muchos religiosos católicos que optan por esta vía es que salen sin el dinero suficiente para mantenerse, así como sin oficio que ejercer.
“El encontrar un obispo que me diera trabajo fue una tranquilidad para mí que me ayudó a iniciar el proceso episcopal”, dijo. Agregó, sin embargo, que tal como reza el Derecho Canónico, una vez ordenado “ya eres sacerdote (católico) para siempre”.
Fin de una era
Según el sociólogo y experto en temas de religión, Samuel Silva, la Iglesia Católica está pasando por la crisis del celibato y todo apunta a su fin.
“Hay una federación internacional de sacerdotes casados y otra latinoamericana que entiende que el matrimonio es el sacramento y el celibato una imposición administrativa. La Iglesia se va a ver obligada, pero hace falta un Papa joven y atrevido”, dijo Silva.
El monseñor González Nieves no respondió a repetidas solicitudes de entrevista hechas por El Nuevo Día desde la semana pasada.
Recién casado
Otro que dio el salto a la Iglesia Episcopal lo fue el padre César Ramírez, quien tras diez años de sacerdocio en la Diócesis de Arecibo, en el 2006 le anunció a su superior la lucha interna que tenía. Al año siguiente renunció a sus funciones clericales e inició su formación episcopal. Hace escasamente tres meses se casó con la arecibeña Reinabelle Rosado.
“Aquí (en la Iglesia Episcopal) el celibato no se impone, pero tampoco se prohíbe. Hay sacerdotes célibes y otros casados”, dijo al comentar cómo el llamado a seguir sirviendo como religioso lo motivó a optar por la Episcopal.
El actual vicario de la Misión San Rafael Arcángel, en Yauco, comentó cómo esta denominación religiosa, a su juicio, le da más participación a la feligresía.
“La estructura es más democrática. Todos los obispos, sacerdotes y laicos tienen algo que aportar en los ritos, pero la celebración eucarística es básicamente igual (a la católica)”, dijo al recalcar que él sigue la doctrina de que la iglesia es una, santa, católica y apostólica.
Según la Iglesia Episcopal Puertorriqueña (episcopalpr.org), ésta es católica pues conserva y profesa los antiguos credos y sacramentos.
“Respeto la vida celibataria, pero considero que no debieran exigirles a todos los sacerdotes el vivir una vida así. Esa es una virtud, un don, pero no debe ser algo esencial para ser sacerdote. Es una disposición disciplinaria más que otra cosa”, dijo Ramírez, natural de Lares.
Fue luego de un proceso de unos cinco años que Ramírez decidió abandonar la Iglesia Católica e iniciar su formación anglicana por un año.
“No me veo haciendo algo que no sea esto, predicando, visitando enfermos. Por eso tardé tanto en lo que iba pidiendo luz para elegir una iglesia donde pudiera seguir sirviendo”, concluyó.

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