miércoles, 10 de junio de 2009

Tiroteo el el museo del Holocausto



Tiroteo en el Museo del Holocausto
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Un pistolero anciano abatió a tiros a un guardia negro. Una boricua describió la caótica escena.


María, de 19 años, relató en directo y con lujo de detalles la escena donde el guardia de seguridad fue baleado. (Imagen tomada de CNN)
Por Servicios combinados
Washington - Un anciano vinculado con grupos supremacistas blancos y enemigo declarado de negros y judíos es el principal sospechoso del tiroteo que ocurrió hoy en el Museo del Holocausto de Washington y que dejó a un guardia afroamericano muerto.
Se sospecha que el agresor, que está hospitalizado, es James W. von Brunn, un veterano de la Segunda Guerra Mundial, de 88 años.
Según el sargento David Schlosser, de la Policía de Parques de EE.UU., el agresor llegó al museo, situado a tres manzanas de la Casa Blanca, y abrió fuego a escasos metros de la entrada contra el vigilante de seguridad.
Inmediatamente después, "uno o más guardias de seguridad" abrieron fuego contra el agresor, que quedó gravemente herido y continúa ingresado en el cercano hospital universitario George Washington, el mismo en el que falleció su víctima.



El vigilante, identificado como Stephen Tyrone Johns, llevaba seis años trabajando en el museo.
Von Brunn, quien pasó seis años en prisión por tratar de secuestrar a agentes federales en la década de los 1980, es conocido por varios grupos defensores de los derechos civiles, que hoy le tacharon de "neonazi".
En una página web que reivindica el "sagrado imperio del oeste", Von Brunn se define como un ex marine que trabajó durante 20 años como publicista y productor de cine en Nueva York antes de convertirse en un "artista y autor" que vive en la costa este de Maryland.
Uno de los agentes dijo que el vehículo del sospechoso fue hallado en los alrededores del museo y registrado en busca de munición o explosivos.
El incidente causó heridas leves a una tercera persona, afectada por la rotura de cristales, que fue dada de alta poco después de su ingreso en el hospital, confirmó el portavoz del departamento de bomberos de Washington, Alan Etter.
Tras el tiroteo, la policía ordenó el desalojo inmediato del museo y cortó el tráfico en los alrededores.
En una conferencia de prensa, el alcalde de Washington, Adrian Fenty, calificó el tiroteo de "incidente aislado" y elogió la "actitud heroica" de los vigilantes de seguridad.
Fenty aseguró que las fuerzas de seguridad seguirán investigando a lo largo de la tarde y la noche, y ofrecerán un informe detallado el jueves.
El portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo que el presidente de EE.UU., Barack Obama, se encuentra "entristecido" y "preocupado" por los acontecimientos en el museo, cuyo desarrollo sigue con atención.
Obama se encuentra al tanto de modo permanente a través de la Unidad de Crisis de la Casa Blanca.
La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, ofreció sus condolencias a la familia del vigilante de seguridad "en nombre de todos los miembros del Congreso".
"Este despreciable acto de violencia no acallará las voces de los millones de estadounidenses que rechazan el odio y no disminuirá la misión de promoción de la dignidad humana que caracteriza al museo", dijo Pelosi en un comunicado.
Testigo boricua
Esta mañana, María Hernández, de 19 años, decidió llevar a sus abuelos – residentes de Puerto Rico - a conocer el Museo del Holocausto. Pocas horas después, fueron testigos de la caótica escena.
Cuando escuchó los disparos, “estábamos en el segundo piso. La gente se tiró al piso”, relató María a la cadena CNN.
“Fue terrible, miré para atrás y había mucha sangre en el suelo. Busqué con la mirada a mis abuelos para asegurarme de que estuvieran bien”, narró muy calmada la joven, quien no pudo ofrecer una descripción del atacante.
María relató a la prensa que los presentes se quedaron como congelados en el suelo y que ella observó que el guardia lucía muy mal herido. “Esperamos instrucciones de cómo desalojar del edificio”.
Una vez los oficiales de seguridad neutralizaron al atacante, del que aún no se tiene información confirmada, las instrucciones fueron: “Corran, no paren, no miren para atrás”, precisó María.
Debido a su temática, el museo normalmente tiene fuertes medidas de seguridad y guardias dentro y fuera del lugar. Todos los visitantes tienen que pasar por detectores de metal en la entrada y se inspeccionan los bultos.
El Museo del Holocausto es una atracción muy popular entre los turistas y recibe unos 1.7 millones de visitantes al año.

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