miércoles, 26 de agosto de 2009
" Nadie deberia vivir como yo "
“Nadie debería vivir como yo”
Ley en México despenaliza la posesión de pequeñas cantidades de drogas
Un adicto a la heroína se inyecta en una acera de la ciudad de Tijuana, en México, donde las personas que sean halladas con drogas para uso personal no serán consideras como criminales.
Por Marc Lacey / The New York Times
TIJUANA, México - Los ojos de Yolanda Espinosa iban de un lado a otro con más velocidad que una flecha. Sus manos temblaban. Para Espinosa, una adicta a la cocaína y a la heroína que necesitaba desesperadamente una dosis, una nueva ley mexicana que despenaliza la posesión de pequeñas cantidades de drogas tenía un atractivo definido.
“Esto es bueno”, dijo ella, en su estilo de hablar a gran velocidad. “Verdaderamente bueno”.
Pero, como alguien que ya está harto de su vida en el distrito “rojo” de Tijuana, donde ella y otros cientos de adictos viven en albergues para indigentes y andan penosamente por las calles en busca de la siguiente “cura”, Espinosa tenía también sus dudas sobre lo que los políticos de México habían hecho.
“Nadie debería vivir como yo”, dijo ella. “Ésta es una vida horrorosa. Una hace lo que sea para satisfacer su impulso. Una vende su cuerpo... esto te arruina. Espero que esto no haga que más personas vivan de esta manera”.
La ambivalencia de Espinosa refleja la de su país. Asediado por los traficantes de drogas, México dio un paso audaz y controvertible la semana pasada cuando optó por no procesar a aquellos que lleven consigo cantidades relativamente pequeñas de mariguana, cocaína, heroína y otras drogas. En cambio, las personas que sean halladas con drogas para “uso personal e inmediato”, según la ley, serán referidas a programas de tratamiento gratuitos, donde serán consideradas como pacientes, no como criminales.
El esfuerzo de despenalización, que muchos legisladores apoyaron con poco entusiasmo, tiene el propósito de hacer espacio en las cárceles para criminales peligrosos y para desenganchar mejor a los adictos de las drogas.
Es una legislación impulsada que probablemente jamás habría sido considerada si el país no se encontrara en medio de una guerra sangrienta y aparentemente interminable por la droga.
La pena capital, que no se ha empleado en México por casi 50 años, es ofrecida ahora por algunos legisladores como una respuesta a los males de la nación. En abril, el Congreso debatió en conjunto sobre si se debía legalizar la mariguana, una medida a la que el presidente Felipe Calderón se opone tenazmente.
Sin fanfarrias
Según la nueva ley, un registro policíaco que arroje el hallazgo de medio gramo de cocaína, el equivalente a alrededor de cuatro líneas, no acarreará encarcelamiento. Lo mismo se aplica a 5 gramos de mariguana (alrededor de cuatro cigarrillos), 50 miligramos de heroína, 40 miligramos de metanfetamina o 0.015 miligramos de LSD.
“¿Yo podría tener conmigo todo esto y ellos no me harán nada?”, preguntó Espinosa sorprendida.
Ella no fue la única que se perdió el anuncio del gobierno, el cual fue difundido intencionalmente sin bombos ni platillos.
Temeroso de que la ley se interprete erróneamente, el gobierno la proclamó el jueves con poca fanfarria.
“Esto no es legalización”, dijo Bernardo Espino del Castillo, de la oficina del fiscal, a The Associated Press. “Esto es regular el asunto”.
La batalla contra los carteles de la droga, que ha resultado en más de 11,000 muertes desde que Calderón asumió la presidencia en diciembre de 2006, continuará sin disminución, insisten los funcionarios. Revisar las leyes de posesión, ayudará, de hecho, a enfocar más efectivamente la guerra antidrogas, dicen ellos.
Además de quitar el enfoque de las fuerzas del orden sobre los usuarios pequeños, la ley permite que la policía estatal arreste a los que posean hasta 1,000 veces las cantidades para uso personal, personas que serían consideradas vendedores. Cualquiera con cantidades mayores sería visto como traficante, y sería entregado a las autoridades federales.
“Con esta reforma, haremos de la capacidad combinada contra el crimen una realidad operacional”, dijo el fiscal general, Eduardo Medina-Mora, en una conferencia de fiscales estatales la semana pasada.
Respaldo internacional
La medida adoptada por México ha sido alabada por organizaciones que consideran el encarcelamiento de usuarios como un desperdicio de recursos que no reduce el consumo de drogas.
En Estados Unidos, algunos estados han descriminalizado la posesión de pequeñas cantidades de mariguana pero no de otras drogas.
“La decisión del gobierno mexicano de despenalizar el consumo de cantidades pequeñas de droga constituye un paso en la dirección correcta tras décadas de una política fracasada”, dijo Juan Carlos Hidalgo, coordinador del proyecto para América Latina de Cato Institute.
“Esto concuerda con los esfuerzos de otros líderes y gobiernos latinoamericanos que cada vez se muestran más escépticos de las políticas prohibicionistas de drogas de Washington”, añadíó.
Ethan Nadelmann, director ejecutivo de Drug Policy Alliance, dijo que el método en México “contrasta enormemente con el de Estados Unidos, donde los arrestos por posesión de mariguana alcanzaron una cifra récord el año pasado -aproximadamente 800,000 anuales- y ahora representan casi la mitad de todos los arrestos por drogas en toda la nación”.
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