viernes, 20 de enero de 2012

Titanic, Europa, Costa de la Concordia





Titanic, Europa, Costa de la Concordia


Ha querido la casualidad que el suceso del naufragio del crucero "Costa de la Concordia" ocurra casi cuando se cumplen 100 años del histórico naufragio del Titanic, en 1912, año en el que Europa atravesaba por una profunda crisis capitalista que dos años más tarde desembocaría en la I Guerra Mundial.


De la tragedia de este barco hay varias especulaciones. La mayoría se inclina por la negligencia en el manejo de esta nave que transportaba a más de 4.000 personas y que encalló en la costa italiana, cuyas responsabilidades se dilucidarán en los tribunales. Todo apunta a que el capitán, que ha sido arrestado y a quien la propia compañía apunta como responsable, tuvo un comportamiento negligente en la gestión del accidente, aunque persiste la duda sobre la precisión de las cartas marinas que guiaban la nave. Costa Concordia no es de los buques de mayor tamaño (hay otros 25 barcos de pasajeros más grandes en todo el mundo), pero mide 300 metros de largo y 30 de alto.

Como entonces, se pone de manifiesto que una parte de la población no pasa por las mismas estrecheces que el común de los mortales y dispone de medios para disfrutar de un crucero de ensueño. De hecho, entre el 2008 y el 2009 el número de pasajeros ha aumentado en un 14 % hasta alcanzar el año pasado los 14 millones de "cruceristas" en todo el mundo. También supongo que como en el caso del Titanic habrá que diferenciar distintos tipos de pasaje, desde las fórmulas económicas hasta las de lujo.

En cualquier caso, este fenómeno se produce cuando los indicadores del reparto de la riqueza en el mundo, nos hablan de la tendencia a aumentar el diferencial de rentas a favor de los más ricos (último informe de la OCDE de diciembre del 2011). Y un crucero es una forma como otra cualquiera de celebrar la "buena marcha de los negocios", o comprando cualquiera de los artículos a la venta en un mercado en ascenso de productos de lujo. Además, la casualidad se ha adueñado de este suceso por el hecho de que el caso del Titanic sonara con frecuencia en los últimos meses y no precisamente por su aniversario 100, sino por su potencial evocador y metafórico con el estado de la economía europea: el hundimiento/quiebra de cualquier país de la "lista negra" de endeudados (Grecia, Portugal, Italia, España¼ ) puede ser la grieta que abra las vías de agua para el naufragio de Europa/Titanic/Euro.

Sin embargo, las coincidencias o casualidades van más lejos de lo puramente metafórico. Tras la colisión con una isla "que no figuraba en el mapa de navegación" (en el caso Titanic se entiende por tratarse de un iceberg flotante, pero en pleno siglo XXI ¿dónde están los radares y la tecnología moderna?), el mando de a bordo comunica que se trata de un "incidente menor" por el que no hay que preocuparse. ¿No les suena esto a algo así como cuando en el 2008 nos decían: "no es una crisis, es una desaceleración, es un fenómeno pasajero"?

Dos horas después, cuando la inclinación del barco ha hecho saltar todas las alarmas, se inicia una precipitada evacuación sin plan previsto, pero eso sí con "los mandos del barco" a buen recaudo y a salvo en otro lugar. Dos años después, en el 2010, comienzan a tomarse las primeras medidas para afrontar una crisis/estafa cargando sus consecuencias sobre las clases populares, una vez saneadas las cuentas de la oligarquía financiera internacional. Los primeros relatos del pasaje hablan del ejemplar comportamiento de la tripulación en medio del caos, en especial de bengalíes, paquistaníes, indios, latinos.., inmigración extracomunitaria (tan denostada por la xenofobia al uso en Europa) que a mí me evoca las esperanzas en las economías emergentes, para que produzcan el deseado efecto de tirón de la economía mundial.

La foto del "Costa de la Concordia" varado frente a, valga la redundancia, la costa italiana, es algo así como un testimonio gráfico anticipador de lo que le espera a Europa en este aciago 2012 si no le ponemos remedio. Las primeras grietas, las vías de agua ya están abiertas, es cuestión de tiempo que acaben por reventar. Los "mandos de la nave Europa" ya se preparan en sus botes salvavidas (acelerando los planes especulativos), sin preocuparse de afrontar las fugas de agua (nos piden "austeridad", achicar agua con baldes, sin taponar las grietas). Si la tripulación y el pasaje no elaboran su propio plan y luchan por sacarlo adelante, puede ser demasiado tarde. ¿Hay que salirse del Euro?

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