sábado, 3 de abril de 2010
Una nueva polemica entre el Vaticano y los judios empana la Vigilia pascual
Una nueva polémica entre el Vaticano y los judíos empaña la Vigilia Pascual
La Iglesia católica, en el ojo del huracán por los escándalos de pederastia, celebra un Sábado Santo marcado por una nueva polémica, esta vez con los judíos, por la comparación que hizo el predicador del Vaticano entre los ataques al papa Benedicto XVI y el antisemitismo.
Esta comparación suscitó indignación en las comunidades judías de Europa y EEUU, y la protesta de asociaciones de víctimas de abusos sexuales cometidos por el clero.
"Se trata de una impertinencia y de un insulto para las víctimas de los abusos sexuales, así como para las víctimas de la Shoah", declaró a AFP el secretario general del Consejo Central de los Judíos de Alemania, Stephan Kramer.
Tras haberse explayado en su sermón sobre la violencia contra las mujeres, el predicador de la casa pontificia, el padre Raniero Cantalamessa, leyó durante la liturgia del Viernes Santo una carta de "solidaridad" con el Papa y la Iglesia que le envió un "amigo judío".
El autor de la misiva denuncia "el ataque violento y focalizado contra la Iglesia y el Papa" y luego añade: "El empleo de los estereotipos, el transvase de responsabilidades y la culpa personal sobre la colectiva me recuerdan los aspectos más vergonzosos del antisemitismo".
El Vaticano, por boca de su portavoz, el padre Federico Lombardi, recalcó que no se trataba de la posición oficial de la Santa Sede, "sino de una carta leída por el predicador". Pero Kramer estima muy improbable que el predicador del Papa haya actuado sin el consentimiento del Vaticano. "Se trata de una iniciativa de las altas esferas para relativizar el antisemitismo y el Holocausto", denunció.
Incluso el muy comedido rabino de Roma, Riccardo di Segni, lo calificó de "mal gusto" y de "comparación inapropiada". "El paralelismo que se hizo en San Pedro no tiene razón de ser. Son declaraciones completamente fuera de lugar", declaró al diario La Stampa.
La nueva polémica estalla en momentos en que Benedicto XVI, acusado de haber silenciado abusos de pedofilia cometidos por religiosos cuando él dirigía la Congregación para la Doctrina de la Fe, se dispone a celebrar el sábado en la basílica de San Pedro la tradicional Vigilia Pascual.
La tensión entre católicos y judíos se reavivó en diciembre cuando Benedicto XVI aceleró el proceso de beatificación del papa Pío XII, acusado de haber permanecido en silencio ante el Holocausto.
También hubo fricciones a principios de 2009 cuando se levantó la excomunión del obispo negacionista Richard Williamson.
Marvin Hier, rabino y fundador del Centro Simon Wiesenthal, una organización de lucha contra el antisemitismo, exigió "disculpas" del Papa por estas "observaciones hirientes", "vergonzosas, fuera de lugar" y por la "deformación total de la historia".
Asegura que no se pueden comparar los siglos de antisemitismo que condujeron a "la muerte de decenas de millones de personas inocentes con criminales que reniegan de su fe y de su vocación agrediendo sexualmente a niños".
Para David Clohessy, que dirige la SNAP, un grupo de defensa de las víctimas de los sacerdotes pedófilos, es "un insulto, tanto para las víctimas de agresiones sexuales como para los judíos". El rabino Gary Greenebaum, a cargo de las relaciones interreligiosas en el Comité Judío de EEUU, llama a los responsables católicos "a no practicar la hipérbole".
En este sentido, el rabino de Roma advirtió contra los "rumores" que dicen que "los ataques contra la Iglesia provendrían del lobby judío". "Incluso se dijo en algunos círculos católicos que la prensa italiana está controlada por los judíos", avisa.
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