Dominicana conmemoró guerra civil de 1965
Bretón niega que la Revolución de Abril esté olvidada
Por Antonio Peña / INS
Santo Domingo - Los dominicanos recordaron ayer, con reserva, el 45 aniversario de la Revolución de Abril, como se conoce la Guerra Civil de 1965, que constituye uno de los hechos más relevantes en la historia reciente de la República Dominicana.
En esa ocasión el pueblo demandó en las calles. Tras derrocar el gobierno de facto cívico-militar, el retorno al poder del escritor Juan Bosch, derrocado de la presidencia de la República en 1963 como parte de una conjura de una facción de las Fuerzas Armadas con el apoyo de sectores políticos, empresariales, eclesiásticos y fuerzas extranjeras.
Contrario a otros años, cuando representantes de organizaciones de izquierda, cívicas y populares celebraban con actos en las calles esta efeméride, en esta ocasión las actividades han estado resultado tímidas.
El presidente del izquierdista Partido Fuerza de la Revolución en la zona norte del país, Rolando Bretón, dijo que eso no significa que los sectores progresistas dominicanos se hayan olvidado de la gesta.Dijo que, por el contrario, a medida que pasan los años se fortalece más el clamor patriótico y valiente de esos hombres y mujeres que se lanzaron a las calles a exigir el retorno de la institucionalidad democrática.
El conflicto bélico, que inmortalizó al coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó al enfrentar tres días después la invasión de 42.000 soldados de Estados Unidos, se inicia cuando un grupo de oficiales jóvenes se propone restaurar el gobierno constitucional del destituido presidente Bosch, quien se encontraba exiliado en Puerto Rico.
Bosch encabezó el primer gobierno elegido democráticamente en las urnas tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo el 30 de mayo de 1961. Trujillo Molina fue abatido a tiros en la autovía que lleva hoy el nombre del 30 de Mayo en honor a esa gesta de heroicidad.
Luego de la muerte del tirano, comenzó en el país un período de inestabilidad política hasta que, finalmente, se convocó a elecciones generales en diciembre de 1962, ganadas por Bosch, quien asume febrero de 1963 y siete meses después, el 25 de septiembre, es derrocado por un golpe militar impulsado por la oligarquía nacional y la iglesia católica con el consentimiento de Washington.
Al estallar la Revolución de Abril dos años más tarde, la República Dominicana permaneció en el limbo político, debido a que los sectores que encabezaba el general Elías Wessin y Wessin prohijaron la invasión militar de Estados Unidos, que luego avaló la Organización de Estados Americanos (OEA), para evitar que el “comunismo” se apoderara de la nación.
Durante el periodo de la conflagración se establecieron en la nación dominicana dos gobiernos antagónicos: el Gobierno Constitucional que encabezó Caamaño Deñó y el Gobierno de Reconstrucción Nacional, que tuvo entre sus figuras más emblemáticas al general Antonio Imbert Barreras, héroe del ajusticiamiento a Trujillo y hombre de confianza de Estados Unidos, impuesto ahí por John Bartlow Martin enviado especial del presidente Lyndon B. Johnson.
Las fuerzas civiles y militares que comandaba, en tanto, Caamaño Deñó enfrentó la invasión, que impidió el triunfo de los rebeldes y el retorno de Bosch a la presidencia, lo que no impidió que se bañara de gloria.
A juicio de Claudio Caamaño, héroe de la expedición de 1973 en Playas Caracoles (sur) junto a su tío el coronel Caamaño Deñó, la revuelta de abril de 1965 afianzó la valentía del pueblo dominicano que desafío en las calles a las fuerzas represivas para exigir el retorno de la democracia.
Precisamente, el estallido popular se produjo un sábado como hoy cuando un fogoso joven llamado José Francisco Peña Gómez convocó a través de un programa de radio del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) al pueblo a tomar las calles a demandar el retorno de Bosch a la presidencia de la República.
Esta revuelta de abril de 1965 abrió fue profundo periodo de inestabilidad del país y provocó la muerte de miles de personas e innumerables violaciones de los derechos humanos por parte de los intervencionistas.
Luego del armisticio y un gobierno de provisional de transición encabezado por Héctor García Godoy, se realizaron en mayo de 1966 unas elecciones que permitieron ascender a la presidencia a Joaquín Balaguer, némesis histórico de Bosch y delfín del tirano Trujillo.
A principios de mayo se establece el llamado “Cordón Internacional de Seguridad” que dividió a Santo Domingo en dos y que dejó a la mayor parte de los combatientes “constitucionalistas”, como se conoció a los rebeldes, replegados en la parte colonial de la ciudad.
Según plantea la periodista Margarita Cordero en su libro “Mujeres de Abril”, publicado en 1985, la insurrección popular cambió su carácter consumada la intervención militar de Estados Unidos, y se transformó en guerra patria, lo que alentó el crecimiento de la conciencia antiimperialista en vastos sectores de la población dominicana.
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