jueves, 1 de abril de 2010
El crudo polariza la opinion publica
El crudo polariza la opinión pública
Reacciones encontradas por la propuesta de Obama de buscar petróleo frente a las costas
Por John M. Broder / The New York Times
Washington - La administración Obama está proponiendo abrir vastas extensiones de agua a lo largo de la costa del Atlántico, la parte oeste del golfo de México y la costa norte de Alaska a las perforaciones petroleras y de gas natural, gran parte de ello por primera vez, dijeron ayer funcionarios.
La propuesta -un acuerdo que complacerá a las compañías petroleras y a los defensores de la perforación nacional pero que enojará a algunos residentes de las áreas afectadas y a muchas organizaciones ambientalistas- pondría fin a una prolongada moratoria sobre la exploración petrolera a lo largo de la costa este, desde el extremo norte de Delaware hasta la costa central de Florida, cubriendo 167 millones de acres de océano.
Según el plan, la línea costera desde Nueva Jersey hacia el norte permanecería cerrada a toda actividad petrolera y de gas. Lo mismo la costa del Pacífico, desde México hasta la frontera canadiense.
La bahía Bristol, ambientalmente sensible, en la parte suroccidental de Alaska, permanecería protegida y no se permitiría ninguna perforación según el plan, dijeron los funcionarios. Pero grandes extensiones en el mar Chukchi y en el mar Beaufort, en el océano Ártico, al norte de Alaska -casi 130 millones de acres-, serían elegibles para la exploración y perforación después de extensos estudios.
Propósitos fundamentales
La propuesta la anunció ayer el presidente Obama y el secretario del Interior, Ken Salazar, en la Base Andrews de la Fuerza Aérea, en Maryland, pero funcionarios de la administración accedieron a anticipar los detalles con la condición de que ellos no fuesen identificados.
La propuesta tiene el propósito de reducir la dependencia de las importaciones de petróleo, generar ingresos por la venta de contratos de arrendamiento frente a las costas y ayudar a conseguir apoyo político para una abarcadora legislación energética y climática.
Pero mientras Obama se ha mantenido en un punto medio en otros asuntos ambientales -apoyando la energía nuclear, por ejemplo-, la absoluta amplitud de la decisión de perforar frente a las costas desconcertará a algunos de sus seguidores.
Y no es algo que haya que dar por seguro de que logrará apoyo para un proyecto climático por parte de senadores indecisos cercanos a la industria petrolera, como Lisa Murkowski, republicana por Alaska, o Mary L. Landrieu, demócrata por Louisiana.
Se espera que el Senado vuelva a considerar un proyecto de ley sobre el clima en las próximas semanas -la última oportunidad de una legislación de esta naturaleza antes de que las preocupaciones de las elecciones de mediados de término dominen el ambiente. Obama y sus aliados en el Senado ya han hecho concesiones significativas sobre el carbón y la energía nuclear, para tratar de conquistar votos de republicanos y demócratas moderados.
El nuevo plan ahora otorga uno de los asuntos más grandes sobre la lista de deseos de la industria petrolera -acceso a enormes áreas de la Plataforma Continental Exterior para la perforación.
Mas, aun cuando Obama procura favores de los intereses de la industria petrolera, él se arriesga a obtener una reacción violenta de parte de algunos gobernadores costeros, senadores y defensores del ambiente, quienes dicen que las cantidades relativamente pequeñas de petróleo que se obtendrían frente a las áreas costeras no ameritan los riesgos ambientales.
El plan de la administración Obama adopta algunas propuestas de perforación presentadas por el presidente George W. Bush cerca del final de su incumbencia, incluyendo abrir gran parte del Atlántico y las costas árticas. Aquellas propuestas fueron retadas en corte basándose en asuntos ambientales y fueron descartadas por el presidente Bush poco después de asumir la presidencia.
Sin embargo, a diferencia del plan de Bush, la propuesta de Obama pondría a la bahía Bristol, hogar de importantes industrias pesqueras comerciales de Alaska y de poblaciones de ballenas en peligro de extinción, fuera de los límites para la perforación petrolera.
Las perforaciones reales en gran parte de las áreas recién abiertas, si es que llegan a darse, no empezarían por años.
Obama dijo varias veces durante su campaña presidencial que él apoyaba la expansión de perforaciones frente a las costas. Señaló en su mensaje sobre el Estado de la Unión, en enero, que destetar a la nación del petróleo importado requeriría “decisiones difíciles acerca de abrir nuevas áreas frente a las costas para el desarrollo de petróleo y gas”.
Quizás previendo la controversia, la nueva política se ha mantenido mayormente dentro del ámbito de la administración. La Casa Blanca y funcionarios del Departamento del Interior empezaron tarde el martes a informar a miembros del Congreso y a funcionarios locales de los estados que serían afectados.
No se sabe la cantidad potencial de petróleo que yace en las áreas abiertas a la exploración, a pesar de que, según cálculos del Departamento del Interior, podría haber no menos del equivalente al suministro por tres años de petróleo recuperable y el equivalente de gas natural para más de dos años, de acuerdo con las tasas actuales de consumo.
Pero esos cálculos se basan en datos sísmicos que, en algunos casos, tienen ya más de 30 años.
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