miércoles, 21 de abril de 2010

Condenan al ex dictador argentino Bignone a 25 anos



Condenan al ex dictador argentino Bignone a 25 años por torturas y secuestros

Por Liliana Samuel

El último dictador argentino, Reynaldo Bignone (1982-83), de 82 años, fue condenado el martes a 25 años de prisión, al ser hallado culpable de privaciones ilegales de la libertad y aplicación de torturas a prisioneros políticos, entre otros delitos de lesa humanidad.

El último dictador argentino, Reynaldo Bignone (1982-83), de 82 años Ampliar fotografía
"Como a los nazis, les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar", cantaron a coro decenas de familiares y activistas de derechos humanos, al terminar la audiencia, cuando el Tribunal anunció que las penas serán de cumplimiento real en prisiones comunes, sin el beneficio de la detención domiciliaria.
Los presentes rompieron el silencio que dominó durante la lectura de la sentencia, para aplaudir las condenas dictadas contra Bignone y otro grupo de jerarcas, en una sala de la periferia oeste de Buenos Aires, donde se levantaron grandes fotografías de 56 víctimas.
"La justicia llega tarde pero llega", dijo Estela de Carlotto, presidenta de la organización de derechos humanos Abuelas de Plaza de Mayo, en medio de abrazos y llantos. En tanto, cientos de manifestantes con banderas y cartelones lo celebraban en la calle.
Los delitos fueron cometidos en el cuartel de Campo de Mayo, el mayor del ejército terrestre, en la periferia oeste de Buenos Aires, durante la primera etapa del régimen militar, que usurpó el poder entre 1976 y 1983.
"Esto queríamos, la cárcel común", dijo a la AFP Elia Espen, una Madre de Plaza de Mayo, cuyo hijo desaparecido se llama Hugo Miedan, al aludir a que se anuló la prisión domiciliaria de la que gozaba Bignone.
En Campo de Mayo funcionó un centro clandestino de exterminio, que alojó a unos 4.000 opositores, la mayoría todavía desaparecidos, y una maternidad clandestina que permitió el robo de bebés y el cambio de su identidad.
Bignone asumió el gobierno en 1982, tras la derrota militar contra Gran Bretaña, en la guerra por las Islas Malvinas, y lo entregó en diciembre de 1983 al electo Raúl Alfonsín, primer presidente de la recuperación democrática, fallecido hace un año.
Los condenados fueron llevados a una sala contigua para escuchar el fallo.
"Es preferible la condena que el repudio de mis superiores y subalternos, que junto conmigo combatieron los horrores de esta guerra contra el terrorismo", desafió Bignone a los jueces en su extensa declaración antes de la sentencia.
Carlotto declaró después del fallo que "aquí no hubo ninguna guerra, sino terrorismo de Estado".
Vestido con un traje verde oscuro, Bignone desconoció el tribunal civil durante su alegato y dijo sentir "incomodidad espiritual" por tener detrás a los familiares con las fotos de sus víctimas.
Ante los jueces, Bignone volvió a admitir que el régimen hizo desaparecer a miles de personas, aunque sin reconocer la cifra de 30.000, estimada por los organismos de derechos humanos, y reiterar que "no fueron más de 8.000". En tanto, cifró en 30 los casos de bebés robados y entregados, pese a que la Justicia los calcula en 500, de los cuales 101 han recuperado su identidad.
Los restantes condenados, con penas de prisión de 17 a 25 años, fueron el ex comandante de Institutos Militares, general Santiago Riveros; el ex jefe de Inteligencia de Campo de Mayo, general Fernando Verplaetsen, y los generales retirados Carlos Tepedino, Jorge García, Eugenio Guañabens Perelló. Todos ellos, ahora mayores de 80 años, actuaron durante la dictadura (1976-1983), junto con Bignone, en Campo de Mayo. El tribunal absolvió al ex policía Germán Montenegro.
Durante el juicio, desde noviembre, se escuchó a un centenar de testigos, entre ellos a Héctor Ratto, superviviente del centro de torturas y ex obrero de la automotriz alemana Mercedes Benz, que incriminó a la empresa como cómplice del régimen.
El proceso se desarrolló en un galpón de una asociación barrial en la localidad de Munro (periferia noroeste).

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