lunes, 31 de enero de 2011



Mubarak cambia ministros, pero los egipcios exigen su marcha

El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, modificó el lunes su gobierno para intentar aplacar una revuelta popular contra sus 30 años en el poder, pero los airados manifestantes rechazaron los cambios y pidieron su dimisión.

Durante el séptimo día consecutivo de disturbios en el país más poblado del mundo árabe, decenas de miles de manifestantes llenaron la plaza Tahrir de El Cairo coreando "Fuera. Te queremos fuera", y cantando el himno nacional.
Soldados respaldados por tanques no trataron de contener a la multitud.
"Esto es todo un sinsentido", dijo el manifestante Omar el Demerdash, un ejecutivo de 24 años, añadiendo: "La petición es clara: Queremos que Mubarak y sus hombres se vayan. Cualquier otra cosa no basta".
El poderoso Ejército parece tener la llave del futuro de Mubarak. Aunque los generales se han contenido ante la revuelta, no han retirado su apoyo a Mubarak.
Las manifestaciones, sin precedentes en su intensidad en este país estrechamente controlado en el pasado, surgieron la semana pasada por la frustración ante la represión, la corrupción y la falta de democracia bajo el mandato de Mubarak.
Unas 140 personas han muerto en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad en episodios que han transformado la imagen que Egipto tenía hasta ahora de un país estable, prometedor mercado emergente y atractivo destino turístico.
Mubarak, un cercano aliado de Estados Unidos y baluarte de la política occidental en Oriente Próximo, respondió a la ira pública ofreciendo reformas económicas.
El lunes nombró ministro del Interior al general Mahmud Wagdy, anteriormente responsable del departamento de investigación criminal en El Cairo. El predecesor de Wagdy era vilipendiado por muchos egipcios por las represivas tácticas usadas por la policía contra la oposición y los detractores del presidente.
Mubarak, aferrado al poder a medida que su legitimidad se esfuma, nombró vicepresidente - un puesto que ha estado vacante durante 30 años - a su jefe de inteligencia, Omar Suleiman, ex militar. Fue una decisión considerada un paso hacia la transición en el poder.
También designó al ex jefe de la fuerza aérea Ahmed Shafiq como primer ministro tras destituir al gabinete al completo. Sin embargo, parece que estas decisiones harán poco para frenar las revueltas contra el gobernante de 82 años.
"Este nuevo gabinete es muy poco, demasiado tarde. Creo que Mubarak se irá probablemente antes de que pasen 30 días", dijo Zaineb Al Asam, experta en Oriente Próximo en la firma Exclusive Analysis, con sede en Londres, a Reuters.
"Hay algunas figuras en el gabinete que son profundamente impopulares. Un ejemplo es el general Wagdy. Eso se va a sumar a las protestas. Mubarak será visto por el ejército como una carga", añadió.
Los manifestantes convocaron protestas masivas el martes, cuando esperan que un millón de personas salgan a las calles para celebrar que ha transcurrido una semana desde que surgieron las revueltas.
Aunque el movimiento empezó sin líderes ni organización clara, la oposición está dando pasos para organizarse. Los Hermanos Musulmanes, que cuentan con el apoyo de los egipcios pobres, hasta ahora se ha mantenido a la sombra de una revuelta iniciada por estudiantes y jóvenes de bajos recursos, por temor a una dura represión.
OCCIDENTE ESPERA Y MIRA
Los líderes mundiales estaban intentando determinar cómo responder a una crisis que amenaza con desgarrar el mapa político de Oriente Próximo. La mayoría han instado a Mubarak a introducir reformas pero no han llegado a pedirle que dimita, prefiriendo enfatizar en su deseo de estabilidad y elecciones democráticas.
Estados Unidos, que ha enviado miles de millones de dólares en ayuda a Egipto desde que Mubarak llegó al poder, ha pedido una "transición ordenada". Washington le considera desde hace tiempo un baluarte en Oriente Próximo, primero contra el comunismo y después contra el integrismo islámico.
"Ciertamente no queremos que Egipto caiga en las manos de los extremistas", dijo el ministro británico de Exteriores, William Hague, en Bruselas. "Por eso queremos una transición ordenada hacia una elecciones libres y justas".
La crisis en Egipto se produce tras una revuelta que derrocó al presidente tunecino hace dos semanas, mientras la ola de malestar popular también está extendiéndose por otros países del norte de África y Oriente Próximo. Fueron los generales quienes persuadieron a los dirigentes de Túnez a dejar el poder.
Asam, de Exclusive Analysis, dijo que Yemen, Sudán, Jordania y Siria parecían vulnerables al "contagio", pero que el riesgo mayor se daba en Arabia Saudí.
"Los intereses de Estados Unidos son la primera víctima. Además, los aliados estadounidenses en la región se alarmarán del rápido freno del apoyo público a aliados del pasado como Mubarak", dijo.

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