miércoles, 20 de enero de 2010
El panica no abandona Haiti
El pánico no abandona Haití
Potente réplica de 6.1 sacude el país y estremece los pocos edificios que aún quedan en pie
Por PAUL HAVEN y MICHELLE FAUL (AP)
PUERTO PRINCIPE — Una réplica poderosa del terremoto que arrasó con la capital haitiana hace una semana sacudió Haití hoy, remeciendo los pocos edificios en pie y causando que la gente corriera gritando hacia las calles en medio de un pánico generalizado.
El nuevo sismo, de magnitud 6.1 fue la réplica más fuerte desde el apocalíptico terremoto del 12 de enero que sacudió la capital de Haití. No quedó claro de inmediato si causó daños adicionales o víctimas.
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El sismo ocurrió a las 6:03 de la mañana (1103 GMT) a unos 56 kilómetros (35 millas) al noroeste de Puerto Príncipe, a una profundidad de 22 kilómetros (13.7 millas), informó el Instituto Geológico de Estados Unidos.
Los periodistas de The Associated Press en la capital haitiana constataron que el temblor hizo que las calles volvieran a llenarse de personas despavoridas.
El terremoto de la semana pasada dejó unos 200,000 muertos, 250,000 heridos y 1.5 millones desamparados, según la Comisión de Unión Europea.
Aunque la mayoría de los esfuerzos de rescate han sido suspendidos, aún hubo historias de un éxito muy improbable: Una cuadrilla mexicana creada por el fuerte sismo de 1985 en ese país rescató el martes a Ena Zizi, de 69 años.
La anciana sobrevivió una semana en las ruinas de la residencia del arzobispo católico de Haití, Joseph Serge Miot, cuyo cadáver fue encontrado el martes sentado en una silla en lo que parecía su oficina.
Los médicos dijeron que Zizi estaba deshidratada y tenía dislocada la cadera y una pierna fracturada.
“Estoy muy bien, creo”, dijo Zizi mientras yacía sobre una manta térmica frente a un hospital cubano. Tenía el pelo cubierto con polvo blanco.
Católica ferviente, Zizi entonó un salmo y agradeció a Dios con una voz fuerte sacada con esfuerzo que resonó en el jardín del hospital repleto de víctimas del sismo en camillas.
“Esto es un milagro”, dijo uno de sus hijos, el empleado bancario Joseph Josner.
Los grupos de rescate mantienen las operaciones, aunque el tiempo de agota para las personas que siguen bajo ruinas y escombros dejados por el terremoto.
El aeropuerto de Puerto Príncipe sigue siendo un atasco y el puerto opera muy lentamente. El gobierno haitiano es invisible pues nadie toma el mando de la situación con firmeza, mientras la policía ha sido virtualmente desbordada.
Funcionarios de Francia, Brasil y de grupos humanitarios como Médicos sin Frontera han denunciado la existencia de cuellos de botella, prioridades equivocadas y una asfixiante ausencia de liderazgo y coordinación.
Aunque tropas de Estados Unidos aterrizaron el martes en helicópteros Seahawk en el acicalado césped del Palacio Nacional, los enormes esfuerzos por ayudar a Haití parecen inadecuados porque la magnitud del desastre y las limitares de los gobiernos de terceros países.
Las expectativas superan lo que el dinero, la voluntad y el poderío militar han podido lograr hasta ahora ante una calamidad inimaginable.
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