Agoniza la reforma de salud
La portavoz de la Cámara baja, Nancy Pelosi, no ve posible su aprobación
Por José Concepcion
WASHINGTON - La “speaker” Nancy Pelosi terminó ayer de sepultar las escasas posibilidades que existían de que la Cámara de Representantes pudiera ratificar la versión del Senado sobre la reforma federal de salud.
Y lo hizo casi en el mismo momento en que el republicano Scott Brown, el senador electo por Massachusetts, llegaba al Congreso para sus primeras reuniones con la jefatura del Senado.
Sin cambios “no es posible” que la Cámara baja adopte la legislación del Senado, advirtió Pelosi, presidenta de este cuerpo.
Y esa alternativa, pese a todo el alboroto generado sobre otros posibles mecanismos para evitar que el Senado tuviera que volver a tratar de reunir 60 votos a favor de un proyecto de reforma, era la única que realmente tenía alguna posibilidad de éxito.
Sin la supermayoría del Senado, que en el debate sobre la reforma de salud permitió a los demócratas superar todo intento de filibusterismo -el debate indefinido de una legislación-, no es posible que vuelva a haber una votación en la Cámara alta en torno a ninguno de los proyectos que fueron ratificados en el Congreso durante 2009 y que aún estaban pendientes de ser armonizados.
“Estamos buscando alternativas que nos permitan controlar el costo del cuidado médico”, dijo, por su parte, a El Nuevo Día Xavier Becerra, vicepresidente del Caucus Demócrata.
Hasta ayer, la Casa Blanca no había ha cerrado las puertas a un proyecto abarcador de reforma de salud. Pero, como el propio presidente Barack Obama sugirió el miércoles, lo que comenzaba a tener apoyo dentro de los demócratas era dividir por áreas la reforma e intentar aprobar cambios que puedan atraer votos republicanos.
Esa zona de consenso puede incluir desde iniciativas para abaratar costos, mejorar el subsidio de los pacientes de Medicare a medicamentos recetados y requisitos para prohibir que las aseguradoras rechacen pacientes debido a condiciones médicas previas.
“Ciertamente hay consenso para tomar las partes más populares del proyecto y echarlas hacia delante. Eso de por sí sería positivo, pero tenemos otros asuntos estructurales, cambios en el sistema, que tenemos que hacer”, dijo Pelosi, al advertir que la batalla no ha terminado.
Los líderes demócratas buscan equilibrar el reclamo de su base liberal a favor de una reforma abarcadora con las dudas de sectores conservadores preocupados con la oposición que los proyectos de 2009 generaron en el electorado.
“Estoy cerca de tirar la toalla” y reconocer que el presidente Obama no es la alternativa que los progresistas esperaban, dijo en su blog el economista liberal Paul Krugman, quien considera que la Casa Blanca debió presionar para que se adoptara el proyecto del Senado, “que es mejor que nada”.
El número “41”
Mientras se debate cómo tratar de no tachar toda la reforma de salud, Brown, quien una vez jure en su puesto será el senador republicano “41”, pisaba el Congreso por vez primera desde su sorpresiva elección.
“Sé las cosas que no me gustan de la legislación”, dijo Brown. Pero, en una breve entrevista con la cadena de televisión CNN, pareció indicar que no se había leído todo el proyecto de reforma que utilizó como principal argumento para que los electores le enviaran a Washington a descarrilar la legislación pendiente en el Congreso.
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