viernes, 22 de junio de 2012
Estamos urgidos de un cambio trascendental
Aseguró el General de Ejército Raúl Castro Ruz, en el discurso pronunciado este jueves durante el segundo día de trabajo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20
YAIMA PUIG MENESES
RÍO DE JANEIRO, Brasil.—"Cuba aspira a que se impongan la sensatez y la inteligencia humana sobre la irracionalidad y la barbarie". Fueron estas las palabras finales del discurso pronunciado por el General de Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, durante el segundo día de sesiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20.
Raúl conversa con Luiz Inácio Lula da Silva. foto: estudios revolución
Dejemos las justificaciones y egoísmos y busquemos soluciones, fue un justo reclamo realizado por el General de Ejército en la mañana de este jueves. Igualmente, enfatizó que todos, absolutamente todos, pagaremos las consecuencias del cambio climático, incluidos los Gobiernos de los países industrializados.
"La única alternativa es construir sociedades más justas, establecer un orden internacional más equitativo, basado en el respeto al derecho de todos; asegurar el desarrollo sostenible a las naciones, especialmente del Sur, y poner los avances de la ciencia y la tecnología al servicio de la salvación del planeta y la dignidad humana", señaló.
Palabras muy bien acogidas entre los participantes y en las cuales también resumió muchas de las ideas expuestas con anterioridad por varios mandatarios o representantes de países en desarrollo. Acciones concretas fue el reclamo común de la mayoría de las delegaciones, sin embargo, dos décadas después de la Cumbre de la Tierra, muy poco se ha hecho de forma general en el planeta para ello.
En la tarde del propio jueves, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros se reunió con el Presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdimujamédov; los primeros ministros de Rusia y Nepal, Dmitri Medvedev y Baburam Bhattarai, respectivamente; así como con el vicepresidente de Angola, Fernando da Piedade Dos Santos, con quienes intercambió sobre el estado actual de las relaciones bilaterales y otros temas de carácter internacional, especialmente el desarrollo de esta Cumbre Río+20.
Más adelante, el General de Ejército también sostuvo encuentros con Rafael Correa y José Carlos Fonseca, presidentes de Ecuador y Cabo Verde, respectivamente, y además, con el vicepresidente de Seychelles, Danny Faure.
Casi al final de la tarde, se produjo un emotivo encuentro entre dos grandes y viejos amigos, cuando Raúl visitó al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, en el hotel en que este se hospeda en la ciudad de Río de Janeiro. Luego del entrañable abrazo, ambos mantuvieron una amena conversación sobre disímiles temas de interés.
PRECISAMOS MAYOR VOLUNTAD POLÍTICA
Hace veinte años, un gran sabio, Fidel Castro, dijo en este mismo lugar: "Desaparezca el hambre y no el hombre"; "Páguese la deuda ecológica y no la deuda externa", recordó en su discurso durante las sesiones de la Cumbre el Presidente de Bolivia Evo Morales Ayma. Y tenía mucha razón —aseguró. "Ahora sentimos que nuestra deuda es impagable".
Durante su intervención, el mandatario boliviano también se refirió al controvertido concepto de economía verde, al cual calificó como el nuevo colonialismo para someter a los pueblos y a los Gobiernos anticapitalistas y antimperialistas. Es importante pensar de verdad en las futuras generaciones, dijo, al tiempo que resaltó que eso solo es posible acabando con el sistema capitalista, pues en él no está la solución de nuestros problemas.
Por su parte, Rafael Correa, Presidente de Ecuador, señaló que aun cuando se ha hablado mucho de responsabilidades comunes pero diferenciadas, no todos comprenden verdaderamente la significación de ese principio. "Todos somos responsables de cuidar el planeta y del daño. Pero hay mayores responsabilidades de parte de algunos actores y ciertos países", precisó.
El compromiso de unos pocos Gobiernos no es suficiente, sobre todo si, tal y como reconocieron varios mandatarios durante sus intervenciones, el accionar en este sentido está carente de voluntad política, un elemento clave para que verdaderamente funcionen los acuerdos, principios o proyectos propuestos durante tantos años.
Creadas están las bases, desde hace años, para alcanzar un verdadero desarrollo sostenible. Así lo han demostrado incluso las intervenciones de la mayoría de los mandatarios o jefes de delegaciones en la Cumbre.
No obstante, ante la necesidad de modificar patrones de producción y consumo insostenibles, los países desarrollados constantemente evaden el hecho de que el cambio tiene que comenzar, precisamente, por ellos mismos, que durante siglos han saqueado los recursos naturales del Sur y depredado el medio ambiente.
Se trata, ante todo, de una obligación moral y justa. Ni mecanismos aleatorios del mercado, ni políticas neoliberales conducirán a ningún país a un verdadero desarrollo sostenible. Para ello urge, en primer lugar, lograr una distribución más equitativa de los recursos y las riquezas, y al mismo tiempo, desarrollar un profundo sentido de solidaridad mundial con los más vulnerables.
Es ese el mejor legado que podríamos dejarle a las generaciones futuras.
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