No es noticia que Estados Unidos intente destruir la solidaridad médica cubana
Que exista un programa del Departamento de Estado y del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU., apoyado por todas sus embajadas y sus servicios de inteligencia, destinado a captar al personal médico de los programas de solidaridad cubana en 77 países del Tercer Mundo, no es escandaloso ni es noticia.
Pero sí lo es que el Gobierno cubano haya reaccionado frente a esta agresión vergonzosa, y haya decidido no validar los certificados de estudios a quienes se acogen a dicho programa, después de traicionar a poblaciones enteras de barrios y comunidades rurales pobres en América Latina, Asia o África.
El presidente de Solidaridad sin Fronteras, una organización de la ultraderecha de Miami, que coordina con el Gobierno de EEUU esta captación de médicos cubanos, se quejaba al diario El Nuevo Herald porque 200 dentistas cubanos que abandonaron misiones solidarias y se refugiaron en embajadas de EEUU, ahora no pueden ejercer en este país, ya que Cuba no les acredita sus títulos.
El Nuevo Herald cuenta, por ejemplo, la historia de la odontóloga Dasha Frías, que “escapó” -según el argot propagandístico al uso- de la misión “Barrio Adentro” en Venezuela. Llegó a Miami a través de Colombia, pero ahora -al no poder acreditar sus estudios- trabaja por las noches como cajera.
El citado diario bien podría haber hecho al entrevistado una pregunta fundamental para la comprensión de este asunto: ¿Ustedes advirtieron previamente a dichos dentistas de que esta situación se iba a producir, o prefirieron engañarles, que cayeran en la trampa, para seguir engordando la campaña de propaganda contra Cuba?
Hay que recordar que los médicos cubanos captados por EEUU también han topado con la burocracia muy particular de ese país. En abril de 2011, se conocía que a muchos les estaban negando la residencia porque habían militado en el Partido o la Juventud Comunista de Cuba, algo que castiga una ley federal.
Otro detalle que, al parecer, a los organizadores de la deserción se les olvidó comunicar a los interesados. Y otra muestra más del sentido tan “democrático” del sistema de acogida de EEUU.
El Nuevo Herald de Miami no perdía la ocasión de exagerar las cifras de médicos cubanos captados. Hablaba de que “en los últimos cinco años, al menos 3 000 profesionales de la salud se han fugado por diversas vías a Estados Unidos”.
Una cifra absolutamente inflada, si la contrastamos con la que daba el diario -nada favorable al Gobierno cubano- The Wall Street Journal, que citando fuentes oficiales del Gobierno de EEUU, mencionaba, en enero pasado, a 1 574 médicos captados en cuatro años y medio, es decir, un escaso 1,89 % del total de cooperantes.
Pero las quejas públicas, en los medios de Miami, sobre la situación de los citados dentistas, más bien parecen una nueva puesta en escena para alimentar la permanente campaña mediática contra Cuba. Recordemos que la misma situación se dio anteriormente con médicos de otras especialidades, y en marzo, se anunciaba que ya se había encontrado una solución para la validación de sus títulos, a través de la llamada Comisión de Educación para Médicos Graduados en el Extranjero, de Filadelfia. Por lo que se espera que el Gobierno de EEUU apruebe algo similar para solventar este pequeño escollo puesto por el Gobierno cubano a esta estrategia sucia de robo de cerebros.
No es noticia que un país pobre y bloqueado como Cuba lleve a cerca de 37 000 cooperantes de la salud a 77 naciones, la mayor cifra del mundo. Tampoco que EEUU, la mayor potencia económica y militar, trate de destruir estos programas solidarios, comprando a dichos cooperantes. Pero sí es noticia -y motivo de denuncia en los medios- que el Gobierno cubano reaccione y se niegue a certificar los estudios de quienes abandonaron por dinero a miles de personas vulnerables.
Es la fotografía lamentable de este mundo desigual y envilecido. Y una muestra más del papel vergonzoso de los grandes medios de comunicación internacionales.
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