lunes, 9 de mayo de 2011

Johnny Albino deja un extenso legado musical tras su muerte


Johnny Albino deja un extenso legado musical tras su muerte


San Juan – No hubo escena musical que el cantante puertorriqueño Johnny Albino pisara sin marcar sus huellas con brillo y esplendor.

Por eso, hace años que el artista, quien falleció de un infarto el sábado, a las 2:00 de la tarde, se había convertido en una de las grandes leyendas de nuestro cancionero popular romántico, habiendo logrado una inmensa cantidad de éxitos musicales que aparecen consignados en más de 300 discos, la mayoría grabados con su Trío San Juan y Los Panchos.

El famoso bolerista murió a los 93 años en un hospital de Long Island, en Nueva York, donde fue recluido el viernes tras confrontar varios episodios de mareos que, horas más tarde, le complicaron su condición de salud, según conoció la agencia Inter News.

Al momento de su inesperado deceso estuvo acompañado de su esposa Mary, hijos y nietos.

Orvil Miller, portavoz de la familia, informó a Inter News que los restos del cantante serán cremados mañana, martes, en una ceremonia privada, mientras que esta tarde tendrá lugar un servicio de recordación, entre 6:00 de la tarde a 9:00 de la noche, en una funeraria del condado de Queens.

No se ha precisado si sus cenizas serán esparcidas en aguas de mares puertorriqueños, como ha trascendido era su voluntad.

Nacido en Yauco el 19 de diciembre de 1917, pero criado en Guayama, Juan Antonio “Johnny” Albino Ortiz despuntó en el ambiente musical en la urbe neoyorquina, donde fundó su Trío San Juan el 24 de junio de 1948.

Su afición musical, sin embargo, nació temprano en su adolescencia fascinado por las interpretaciones de boleros que, entrada la década de 1930, realizaban las grandes orquestas del sur de la Isla.

Fue, precisamente, en varias de esas agrupaciones en las que el entonces aficionado vocalista inició sus pasos por el arte de la canción, entre ellas el Conjunto Colegial de Vives, Conjunto Orquestal Siboney y Caribben Kids, según narra el historiador Pablo Marcial Ortiz Ramos en su gran obra “A tres voces y guitarras”.

En 1940 Johnny Albino ingresó obligatoriamente a las filas del ejército de guerra estadounidense en las que permaneció por seis años, más nunca sin dejar de cantar.

En su estancia como militar creó un cuarteto en el Batallón 130, además de destacarse como vocalista de la Banda del Regimiento 295.

A su regreso a la sociedad civil, en 1946, se instaló en la ciudad de Nueva York donde desarrolló un negocio de reparación de radios y, al cabo de dos años, fundó el Trío San Juan junto a sus amigos José Ramón Ortiz y Jaime González.

Relata el investigador Ortiz Ramos que esta primera versión del trío, que fue muy breve, se consignó con la grabación del primer disco de larga duración que Johnny Albino trabajó para el sello Verne, en el que destaca los boleros “Contestación a comprensión” y “Contestación a siete besos”.

El Trío San Juan logró su mayor esplendor a partir de 1949, para cuando se armó del talento del requintista Ola Martínez y de la segunda voz del compositor Santiago “Chago” Alvarado.

A partir de entonces, se comenzó a escribir uno de los episodios más importantes en el devenir de la música romántica latinoamericana, en la que Johnny Albino le imprimió un matiz sonoro sin igual a la música de tríos gracias a la forma de armonizar sus boleros y los recursos interpretativos de sus integrantes.

Con esta fórmula, el Trío San Juan se hizo inconfundible, selló su identidad sonora lejos de la musicalidad que impuso en la época el dominio comercial de Los Panchos y pudo proyectar un estilo único y, hasta el momento, inigualable.

El historiador Ortiz Ramos, autor también del libro “Los Panchos: historia y crónica”, destaca en sus investigaciones la nueva forma de cantar los boleros en formato de voces y guitarras que impuso Johnny Albino, con fraseos distintos y una manera novel de realizar los punteos de la guitarra.

“Muchos tríos copiaban la modulación y la gravedad de sus voces; la rapidez del punteo y la limpieza de sus adornos… eran distintos al estilo panchista y eso los hizo inconfundibles”, asegura Ortiz Ramos.

El impacto de ese trabajo creativo provocó que muchas agrupaciones, dentro y fuera de Puerto Rico, optaran por imitar el estilo del Trío San Juan colocándolo como uno de los más importantes conjuntos de la década de 1950 y el más famoso en países de fuerte tradición triófila, como Colombia.

Temas como “Siete notas de amor”, “Amor qué malo eres”, “Imprescindiblemente”, “Cosas como tú”, “Las seis de la mañana” y “Dos palabras” se establecieron como paradigmas de la interpretación bolerística de la época.

La carrera de Johnny Albino en el Trío San Juan duró hasta 1958, cuando pasó a formar parte del famoso trío Los Panchos sustituyendo a Hernando Avilés, en su segunda etapa junto al grupo.

“Los Panchos estaban cumpliendo con una presentación en el Teatro Puerto Rico (Nueva York) y Avilés enfermó. Johnny lo sustituyó por dos semanas y, meses después, lo llamaron desde Argentina y le ofrecieron ingresar al trío”, narra el Ortiz Ramos en “Los Panchos: historia y crónica”.

A partir de ese momento, Johnny Albino se estableció por un año en Argentina y, luego, otro más en Brasil, donde grabó sendas producciones musicales que habrían de sellar la nueva ruta musical del reconocido trío.

Es, precisamente, con la voz de Johnny Albino que Los Panchos alcanzaron su más alto sitial internacional, logrando sus primeras apariciones en el Lejano Oriente, dándole la vuelta al mundo en dos ocasiones y estableciendo récord de presentaciones en Grecia, Tailandia, Australia, India, Irán, Egipto, Líbano, Italia, España y la vieja Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Su mayor impacto mundial, en tanto, fue en China, Japón e Indonesia, al extremo de provocar la fundación de tríos en esos países al estilo panchista.

Junto a Los Panchos, Johnny Albino grabó 350 canciones, logrando éxito gracias a su interpretación de “Ahora seremos felices”, “Amorcito corazón”, “Caminemos”, “Capullito de alhelí”, “Desvelo de amor”, “El álbum de mi vida”, “Quién tiene tu amor”, “Poquita fe”, “Sin ti” y “No me quieras tanto”, entre otros.

El versado cantante boricua abandonó el trío en 1967, habiendo dejado su nombre grabado en casi un centenar de producciones discográficas y tras haber triunfado en los principales escenarios musicales del mundo, en los que también compartió con grandes figuras de la canción como Frank Sinatra, Sammy Davis, Nat King Cole, Bobby Vinton, Xavier Cugat, Eydie Gormé y Steve Lawrence.

Su paso por Los Panchos lo resaltó más como solista que como voz integrante del colectivo, a diferencia de lo ocurrido antes con la participación de los cantantes puertorriqueños Hernando Avilés y Julito Rodríguez.

Su último trabajo con el trío de origen mexicano fue la grabación de la película “El Jibarito Rafael”, una producción cinematográfica sobre la vida del compositor boricua Rafael Hernández Marín y cuyo estreno se realizó en diciembre de 1969.

Tras su salida de Los Panchos, Johnny Albino instaló su residencia en Puerto Rico, revivió su Trío San Juan, grabó como solista y, años más tarde, retornó a Nueva York, donde vivió los últimos años de su vida cantando hasta el último de sus suspiros.

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