jueves, 26 de abril de 2012

“Ángulo Ancho” en el Canal Habana: Aquí se habla de la realidad en Cuba

“Ángulo Ancho” en el Canal Habana: Aquí se habla de la realidad en Cuba El pasado verano, un novedoso programa televisivo salió al aire en el Canal Habana -que transmite para los dos millones de habitantes de la capital cubana-, conciliando un alto nivel académico con el abordaje de temas muy polémicos de nuestra realidad y asumiendo, además, una estética de vanguardia. Este es el diálogo que sostuve con la periodista Leslie Salgado, quien estuvo al frente del equipo que realizó “Ángulo Ancho” y que próximamente comenzará a preparar su segunda temporada.
Iroel Sánchez: ¿Cuál es el origen de “Ángulo Ancho”? Leslie Salgado: Es un programa que nace de mi relación con el espacio de debate “Último Jueves” de la revista Temas, así como de las publicaciones que han compilado esos debates. La principal inquietud era por qué no llevar esos debates que se dan sobre todo en el ámbito académico, a los medios, y en este caso específico a la televisión. Muchas de las investigaciones y reflexiones que se comparten tanto ahí, como en la revista Temas se quedan muchas veces en ese espacio. Me parecía interesante que los argumentos que se defendían y defienden en esas investigaciones pudieran formar parte de los argumentos que manejara la gente a la hora de opinar sobre determinada cuestión de la vida económica o social del país. También porque me parece que a nivel de los decisores hay a veces un poco de desconocimiento sobre el alcance de esas investigaciones y su utilidad. Como fue la revista Temas mi inspiración principal, le propuse a Rafael Hernández -su director- el proyecto y juntos modelamos la mejor forma posible de llevar eso a la pantalla. Primero yo tenía la idea de hacer una entrevista, luego la idea fue tomando forma hasta llegar a lo que vimos en el verano. Se trata de un programa que combina las opiniones de especialistas en un tema, con fragmentos seleccionados de obras audiovisuales cubanas o no, que puedan ser recontextualizadas para crear un discurso coherente con las intervenciones de los entrevistados. Para nosotros era muy importante usar cine cubano, no solo la producción del ICAIC, sino las producciones independientes, muchos materiales que ni siquiera en fragmentos se habían visto antes en la televisión. También fue un poco un homenaje al cine de estos últimos cincuenta años que ha dejado testimonio gráfico de lo que ha sido y es Cuba. Era combinar el discurso académico con el discurso audiovisual, en un todo armónico y donde cada imagen respondiera a una intención. Ninguna imagen está colocada porque sí, todo fue bien pensando y cada plano tiene su función; por eso la selección de las películas que usamos fue un proceso difícil donde todos los miembros del equipo tuvimos la oportunidad de sugerir lo que nos parecía mejor. IS: ¿Qué temas ha abordado el programa? LS: En ocho programas, abordamos economía primera y segunda parte bajo el tema “De la Macroeconomía al plato”. ¿Por qué comenzamos por economía? Porque queríamos situar al televidente con lo que podía estar pasando con los lineamientos, el modelo económico cubano y el impacto de las transformaciones en las economías familiares. IS: Hay que decir que el programa salió al aire en el verano del 2011. Acababan de aprobarse los “Lineamientos del para el desarrollo económico” y social en el Congreso del Partido… LS: En realidad nos dieron luz verde al proyecto, digamos a la altura de abril y en julio tenía que estar saliendo el programa, o sea, fue hecho contra el aire, pero eso nos dio la posibilidad de que estuviera muy actualizado. Con ese concepto tratamos también el modelo de producción agropecuaria, bajo el título “Agricultura y campesinos: surcar lo posible”. Sabemos que la cuestión de la producción agropecuaria es crítica para Cuba. Este tema culminó con énfasis en las potencialidades de la agroecología para Cuba y la posibilidad de alternar ese modelo con la agricultura de altos insumos. Otro tema fue el de las juventudes, dicho así en plural. Era un programa que me parecía fundamental, porque intentamos ofrecer argumentos para mostrar la diversidad que se da hacia dentro de la juventud cubana, por eso quisimos llamarle “Juventudes cubanas”, ni una, ni lo mismo. Tratamos también participación ciudadana, que al principio podía parecer un tema abstracto, pero no. Es el tema que atraviesa todo lo demás. De manera impresionante, desde la agricultura, desde la economía, desde el medio ambiente, salió siempre la participación como clave para el éxito de las transformaciones del modelo económico cubano. Por eso, cuando pensamos en ese tópico decidimos llamarle “Participación ciudadana: caminos para tomar parte”. Los otros temas fueron “Política ambiental: del dicho al hecho”; “Burocracia y burocratismo: de lo excesivo y lo necesario”. Todo estaba pensado para que el final tuviéramos un panorama amplio de las posibilidades y retos que se presentan para Cuba con el proceso de actualización del modelo socioeconómico. La idea fue que el programa no se quedara en la “pataleta” de enunciar el problema, sino llegar a un nivel propositivo a partir de las investigaciones que la mayoría de nuestros invitados habían desarrollado, ellos fueron la clave del espacio. También darles a los televidentes la certeza de que hay personas pensando el país que se quiere construir. Como decía el slogan, “para pensar la Cuba que tenemos y pensar la Cuba que soñamos” IS: Tú eres una persona joven y casi todo el equipo… En realidad pocos dentro del equipo pasan los 30 años. Decidimos que el espíritu no podía ser el de repetir lo que ya se estaba haciendo. A veces cuando estábamos preparando los guiones, salía una pregunta y decíamos, sí pero esa pregunta se parece demasiado a la pregunta que harían en X programa. Quisimos hacer un programa, que se pareciera al Canal Habana y a la altura del reto que estábamos asumiendo. Hablar en Cuba del modelo económico, de la agricultura… IS: Y en un momento de cambio… Exacto, hablar de esos temas, invitar a los investigadores del calibre que estábamos invitando, muchos de ellos fueron gracias al prestigio de la revista Temas y la intervención de Rafael Hernández; había también que estar a la altura de esa gente que ha hecho investigaciones tremendas con posibilidades de aportar mucho a este país. Pero lo más importante es que hicimos buen equipo, nunca habíamos trabajado juntos, yo no había dirigido un programa antes, pero tuvimos una buenísima comunicación y todos trabajamos igual de fuerte: ediciones de madrugada, sesiones largas de trabajar un guión, defendiendo el programa cuando hubo algún criterio que no ayudaba. También la visión de Rafael Hernández fue esencial para darle el rumbo más acertado a los temas, para escoger a los invitados, para ir siempre a la esencia. IS: ¿Cuál fue el programa más difícil de hacer? LS: El que más dificultades nos dio fue el que abordó el tema de la política ambiental. Hay muchas reservas entre los investigadores que llevan el tema ambiental. Nosotros pensábamos que el tema de la participación iba a ser más complicado de realizar y no. IS: Este era un tema bastante noble… LS: Sí, dijimos: “va a ser el más noble”. IS: Y Cuba tiene una política en ese terreno muy de vanguardia internacionalmente… LS: Y resultados, pero fue un programa que nos dio mucho trabajo. Al final tuvimos una ganancia, porque pudimos lograr que viniera un viceministro, porque nadie más se atrevía a venir a hablar de política ambiental y cambio climático, que fue el tema. IS: O sea, no era tanto un cierre de las instituciones, sino de las mentalidades, como dice Raúl. LS: Así es. No eran las instituciones, cuando tocamos las puertas del CITMA, no hubo problemas; pero entre muchos investigadores hay grandes reservas para abordar ese tema. Fue algo que no nos pasó ni con participación, ni con burocratismo. IS: ¿Qué acogida tuvo el programa?, teniendo en cuenta que tu canal es local, de La Habana. LS: Yo no tengo un estudio de audiencia, pero creo que el nivel de gusto fue alto. Lo digo así por los correos que nos llegaron. Los televidentes hicieron sugerencias de temas que se pudieran tratar, incluso con nombres de especialistas, desmontaban criterios de los especialistas, pidieron mucho que el programa siguiera. Del otro lado, recibimos una buena crítica en el periódico Trabajadores, una entrevista en la edición digital deTribuna de La Habana y un artículo que circuló en varios blogs cubanos. Nosotros decidimos no hacer concesiones a la simplicidad, claro, hasta donde la televisión puede llegar por las características del medio. Un elemento que estaba a favor y en contra, fue el horario de transmisión del programa. El programa salía en el horario de “El Triángulo de la Confianza” que tiene mucha audiencia, pero este es un programa que no tiene nada que ver con el Triángulo, ni en forma, ni en contenido. Lo bueno fue que una parte del público del Triángulo nos siguió a nosotros también, pero la gente entendió que era algo diferente. Yo estoy contenta. IS: ¿Qué futuro tiene el programa? LS: La idea de la dirección del Canal Habana es hacer otra temporada para el verano del 2012, o sea, reservarlo para los veranos cuando “El Triángulo de la Confianza” sale del aire. A nosotros nos encantaría que las temporadas no fueran tan distanciadas, pero esa es la solución de programación que se nos ofrece por el momento. IS: En ese futuro el esquema del programa va a tener algún cambio, por ejemplo, además de las voces académicas, que aparezca un contraste, podemos decir con la vox populi, o sea, criterios en la calle… LS: Nosotros estamos pensando no tanto en criterios, sino en historias de la gente que respondan a la temática del programa. Eso lo hace más complejo productivamente, pero queremos identificar historias para crear nuestro propio discurso visual. IS: ¿Cómo una especie de reportaje? LS: Más bien documental, a través del testimonio gráfico. Aunque no descartamos la posibilidad que me plantea. IS: El Canal Habana es una especie de vanguardia estética en el audiovisual televisivo cubano. ¿Cómo se insertó en eso el programa en su factura, en su concepto visual? LS: Hay cosas que no nos funcionaron del todo como queríamos que nos funcionaran, como el tema del “recortador”, pero la idea fue tener una imagen bien fresca a través del uso de escenografía virtual. El diseño respondió a códigos que se usan hoy mucho en la televisión, donde se opta por un estilo bien racional, casi minimalista, donde abundan los blancos; aunque eso no se vio como nosotros lo imaginamos, ni como lo vimos cuando hicimos las pruebas, que las hicimos con una cámara HD, luego las cámaras con las que trabajamos no lo eran, la iluminación no era la más adecuada y no obtuvimos los mejores resultados. De todas formas el concepto estuvo claro siempre y lo fuimos mejorando, alrededor del tercer programa se vio la mejoría, respecto a los dos primeros. Por supuesto, todo lo relacionado con el diseño estaba en diálogo con el manual de identidad del Canal Habana. En términos de programación, no podía tener personas en el set, juntos porque se iba a parecer mucho al triángulo o a Libre Acceso, ni poner un documental completo porque para eso ya está breves estaciones; era un poco la mezcla de todo, con un discurso inusual para la televisión cubana.

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