viernes, 2 de diciembre de 2011
Alemania impulsa una rápida "unión fiscal" para salvar a la Eurozona
canciller germana Angela Merkel habla el 2 de diciembre ante la cámara baja del …
La jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, respaldó el viernes un rápido avance de la Eurozona hacia una "unión fiscal", a una semana de una cumbre decisiva para salvar a ese bloque amenazado por la crisis de la deuda.
Las declaraciones de Merkel potencian los llamamientos hechos la víspera por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a una "refundación" de Europa con nuevos tratados que impongan "más disciplina, más solidaridad y más responsabilidad mediante un verdadero gobierno económico".
De hecho, los dirigentes de las dos mayores economías de la Eurozona se verán el lunes en París, para coordinar las posiciones que llevarán a la cumbre de la próxima semana en Bruselas.
Por su lado, el primer ministro británico, David Cameron, mantuvo este viernes en París una reunión con Sarkozy, dedicada a la crisis de la deuda en la Eurozona.
Cameron se mostró resignado a la idea de que los tratados europeos deberán ser modificados. "Si deben cambiarse los tratados, nos aseguraremos de proteger los intereses británicos", sostuvo al cabo del encuentro con el presidente francés.
Horas antes, la canciller alemana, en una intervención ante el Bundestag (cámara baja del Parlamento), destacó que ya se han hecho avances para evitar futuras crisis, pero que aún quedaba mucho por hacer.
"No sólo estamos hablando de unión presupuestaria, sino que estamos empezando a crearla", aseguró, precisando que se trataría de una "unión presupuestaria con reglas estrictas, al menos para la Eurozona", formada por 17 de los 27 países que integran la Unión Europea (UE).
"El elemento central" de esta "unión de la estabilidad" será "un nuevo tope de endeudamiento europeo", agregó, e insistió en su firme intención de convencer a sus socios de la necesidad de cambiar los tratados para poder introducir más disciplina presupuestaria.
"No hay más alternativa que un cambio de los tratados", recalcó.
Merkel volvió a rechazar por otro lado la alternativa de emitir "eurobonos" para frenar el contagio de la crisis.
"Quien no entienda que los eurobonos no pueden ser la solución de la crisis no ha comprendido nada de la naturaleza del problema", sostuvo.
La crisis ya obligó a rescatar financieramente a tres países europeos -Grecia, Portugal e Irlanda- y a operar severos ajustes presupuestarios que causan un creciente malestar social.
Todas las expectativas están centradas ahora en la cumbre de la UE, el 8 y 9 de diciembre, otra de las numerosas reuniones calificadas de "decisivas" pero hasta ahora impotentes para resolver la crisis.
"Tampoco esta vez habrá un gran paso hacia la liberación", comentaban el viernes, escépticos, los analistas de Commerzbank.
Sin embargo, los mercados parecían alentados este viernes por las perspectivas de salida de la crisis, y las principales bolsas europeas cerraron con claras alzas.
El índice Footsie-100 de Londres, ganó 1,15% a 5.552,29 puntos, el DAX de Fráncfort, avanzó 0,74% a 6.080,68 unidades y en la Bolsa de París, el CAC 40 subió 1,12% a 3.164,95 puntos.
Al otro lado del Atlántico, Wall Street permaneció casi cambios, en parte debido a la toma de beneficios, pero también porque los operadores están tomando un respiro tras una semana de euforia donde el Dow Jones avanzó un 7%.
Los operadores no parecieron demasiado inquietos por declaraciones desde China, un país con enromes reservas de divisas que muchos ven en Europa como un recurso para resolver problemas de liquidez.
"El argumento de que China debería acudir en rescate de Europa no se sostiene", afirmó la viceministra china de Relaciones Exteriores, Fu Ying.
En ese contexto, la cuestión del papel que debe jugar el BCE divide a Francia y Alemania.
Alemania se ha opuesto categóricamente hasta ahora a una intervención más acentuada del BCE, y Merkel dijo desencadenando una salva de aplausos de los diputados: "Está grabado en los tratados, el deber del BCE es garantizar la estabilidad de la moneda".
Sarkozy recordó el jueves que "el BCE es independiente y lo seguirá siendo", aunque dijo estar "convencido de que frente al riesgo deflacionista que amenaza a Europa, el Banco Central actuará".
En este sentido, el FMI lanzó el viernes un llamado velado a que sea el BCE quien efectúe aportes a la institución de Washington, para contribuir de forma indirecta a los países en crisis.
"El FMI necesitará más recursos si la crisis se profundiza, y (...) las autoridades europeas -como otros miembros del FMI- están explorando (la posibilidad) de préstamos bilaterales al FMI", dijo el portavoz de la institución, Gerry Rice.
Por su parte, el BCE se ha mantenido en silencio sobre sus intenciones a este respecto.
Públicamente, señala que no desea aumentar su apoyo a los Estados de la zona euro en dificultades comprando más títulos de deuda en los mercados, porque las regulaciones le impiden financiar a esos países.
Por su parte, la directora del FMI y ex ministra de Finanzas francesa, Christine Lagarde, advirtió que la eurozona corre el riesgo de caer en "una década pérdida" si no actúa rápida y conjuntamente para enfrentar la crisis de la deuda.
Entretanto, el ambiente social sigue degradándose en varios países europeos. Tras una huelga general el jueves en Atenas, decenas de miles de personas salieron este viernes a las calles de Bruselas para protestar contra los recortes previstos por el futuro gobierno de Bélgica.
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