viernes, 15 de julio de 2011




El hombre más alto del mundo quiere vivir tranquilo
Mide 8 pies con 5 pulgadas y pesa más de 400 libras. No quiere participar en el récord Guiness


Stadnik fue operado tras hallársele un tumor cerebral responsable de su incesante crecimiento. (Archivo)
Por Agencia EFE

Kiev - El hombre más alto del mundo, el ucraniano Leonid Stadnik, reveló que no quiere participar en los récords Guiness y que quiere vivir tranquilo, según informó hoy la agencia ucraniana Unian, a la que el "gigante" concedió una entrevista exclusiva.

"Yo lo que quiero es vivir con tranquilidad y estar sano", confesó Stadnik, que fue operado a finales de junio tras hallársele un tumor cerebral responsable de su incesante crecimiento.




El ucraniano, que hace un par de años medía 8 pies con 4 pulgadas y que figuraba en el libro Guiness, ahora teme medir su altura, el principal problema de su vida, según dice, aunque admite que comenzó a golpearse la cabeza con las ramas de los arboles con las que no se daba antes.

Tras haberse negado a renovar su récord, requisito obligatorio de Guiness, para lo cual tenía que volver a medirse, Stadnik perdió su liderazgo entre los gigantes del mundo.

"Esperamos que deje de crecer", dijo Alexandr Vozniak, jefe del centro de cirugía cerebral donde fue operado Stadnik, al término de la intervención quirúrgica.

La preparación para la operación en la que participaron también cirujanos estadounidenses no fue nada fácil, admite el cirujano: "nos faltaba un anestesiólogo que pudiera anestesiar a un hombre con más de 440 libras de peso y más de 8 pies de altura", dijo.

Además, fue difícil encontrar un tomógrafo capaz de escanear el tumor, ya que Stadnik no cabía en el aparato médico, según relató el propio afectado.
Cansado de la fama que le rodea, admite que lo bueno de estar en el libro Guiness fue que entonces no tenía problemas para vestirse: las compañías de las marcas más famosas le regalaban sus productos para promocionarse.

Otro presente que obtuvo el "gran hombre de Ucrania" fue un coche que le regaló el expresidente ucraniano, Víctor Yúshenko.

Stadnik, que vive con su madre y una hermana que también es inválida, se dedica a cultivar uvas de las que tiene ya 140 variedades.

No fuma, ni bebe; tampoco le interesan cuestiones políticas en las que no es "especialista", según admite.

Con todo, ve con optimismo su futuro, ya que le agrada lo que hace, su afición por la agricultura, su entorno familiar y la actitud de sus médicos, a los que está muy agradecido.

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