martes, 1 de febrero de 2011

Más de 200.000 personas piden en la calle la marcha de Mubarak



Más de 200.000 personas piden en la calle la marcha de Mubarak

Más de 200.000 hombres y mujeres egipcios, desde estudiantes y médicos a pobres, abarrotaron el martes la plaza Tahrir de El Cairo, en la mayor manifestación hasta ahora en la revuelta contra los 30 años en el poder del presidente Hosni Mubarak.

Ondeando banderas egipcias y con carteles en los que podía leerse "Adiós, adiós Mubarak", los manifestantes rechazaron las promesas de reformar su gobiernos autoritario y le pidieron que dimitiera. Unas 20.000 personas se congregaron en Suez, coreando: "Vete, vete... revolución, revolución en todas partes".
La más destacada figura de la oposición, Mohamed ElBaradei, dijo que Mubarak, de 82 años, debía abandonar el país antes de que la oposición reformista empiece a hablar con el Gobierno sobre el futuro de la nación más poblada del mundo árabe.
"Puede haber diálogo, pero tiene que llegar después de que se cumplan las demandas de la población y la primera de ellas es que el presidente Mubarak se vaya", dijo a la televisión Al Arabiya, diciendo que el diálogo debería incluir acuerdos de transición y disolver el parlamento.
La mano de Mubarak parecía cada vez más tenue después de que el Ejército prometiera el martes por la noche no enfrentarse con los manifestantes, entregándoles de hecho las calles después de que prometieran sacar a un millón de personas en marchas contra Mubarak en todo el país.
Los soldados presentes en la plaza Tahrir (Liberación), que se ha convertido en un punto clave de las protestas contra la pobreza y la represión, levantaron barricadas de alambradas pero no intentaron interferir con los manifestantes. Junto a ellos había tanques cubiertos con grafitis antiMubarak.
"Hemos hecho la parte difícil. Hemos tomado las calles", dijo el manifestante Walid Abdel-Mutaleb, de 38 años. "Ahora depende de los intelectuales y los políticos juntarse y darnos alternativas".
Las efigies de Mubarak colgaban de los semáforos y algunos manifestantes llevaban un féretro falso.
Entre los presentes había abogados y otros profesionales, además de obreros y estudiantes que mostraron el tirón contra Mubarak. Mujeres y hombres permanecían de pie con las manos unidas.
Las revueltas de la población harta de corrupción, opresión y problemas económicos surgió hace ocho días y rápidamente se convirtió en una crisis sin precedentes en los 30 años de gobierno reforzado por unas fuerzas de seguridad implacables.
La desintegración de la estructura de poder de Mubarak marcará el comienzo de una nueva era en la historia moderna de Egipto y reconfigurará el mapa geopolítico de Oriente Próximo, con enormes ramificaciones para Washington y aliados que van desde Israel hasta el gigante petrolero Arabia Saudí.
El Ejército, una fuerza poderosa y respetada en Egipto, asestó un golpe posiblemente fatal a Mubarak el lunes por la noche cuando dijo que los soldados no abrirán fuego contra los manifestantes y que tenían reclamaciones legítimas y el derecho a protestar pacíficamente.
El nuevo vicepresidente de Mubarak, Omar Suleiman, nombrado para mostrar que el Gobierno estaba dispuesto a realizar reformas, ofreció abrir un diálogo con la oposición.
Pero la medida, junto con la renovación de su gabinete y la promesa de reforma, pareció ser escasa y llegar muy tarde.
EEUU MANDA A UN ENVIADO
"La sucesión ya está en marcha", dijo Steven Cook, del Council on Foreign Relations.
"Lo importante ahora es gestionar la salida de Mubarak, que deberá ser tan digna como sea posible en este momento. Por cuestiones de honor, los generales no tendrán otro modo", agregó.
El enviado especial de Estados Unidos, Frank Wisner, ex embajador en El Cairo, ha sido enviado a Egipto para reunirse con sus dirigentes.
Estados Unidos y otros aliados occidentales contemplaron la escena con confusión ante las demandas de miles de personas que pedían la caída de un aliado clave y una figura de las iniciativas de paz en Oriente Próximo.
A medida que la crisis crecía, Washington pidió reformas y elecciones libres, pero también se mostró preocupado de que los islamistas pudieran hacerse con un hueco en el poder si Mubarak se marchara.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, también expresó su preocupación el lunes de que Egipto pudiera terminar con un gobierno extremista como el de Irán. Añadió que esperaba que el tratado de paz de 1979 con Israel sobreviva a cualquier cambio.
Sin embargo, las presiones sobre Mubarak llegaron de otros puntos en la región. El primer ministro turco, Tayip Erdogan, dijo que Mubarak debía escuchar las peticiones de su pueblo.
La responsable de derechos humanos de la ONU, Navi Pillay, dijo que las protestas del martes podrían ser claves en la transición de Egipto hacia la democracia y pidió contención al ejército y la policía.
Las protestas se inspiraron en las revueltas de Túnez, que derrocaron al presidente Zine al Abidine Ben Ali el 14 de enero. Pero los años de represión han dejado pocos líderes capaces de llenar el hueco que deje Mubarak.
El Ejército será clave para decidir quién le sustituye. Algunos analistas esperan que conserve una parte de poder importante al tiempo que intenta introducir suficientes reformas para atajar las protestas.
ElBaradei, ex responsable del Organismo Internacional de la Energía Atómica, se ha ofrecido para ser un líder de transición que prepare Egipto para unas elecciones democráticas.
Muchos egipcios, sin embargo, muestran reservas hacia el premio Nobel que ha pasado mucho tiempo fuera del país.
Entre los más organizados dentro de la oposición están los hasta ahora prohibidos Hermanos Musulmanes, que dice que quiere una democracia pluralista.
Hasta el momento se había mantenido al margen de un levantamiento liderado por jóvenes y las clases profesionales urbanas, pero el lunes dijo que llamaba a la gente a que continúe las protestas hasta que toda la élite gobernante se haya ido, "incluido el presidente, su partido, sus ministros y su Parlamento".
Al menos 140 personas murieron desde que las manifestaciones comenzaron el martes pasado, en su mayoría en enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas policiales. La violencia también estalló en Suez, Alejandría y otras ciudades.

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