miércoles, 16 de febrero de 2011

En Cerca Carvajal, el cólera se aprovechó de la pobreza







Desde Haití
En Cerca Carvajal, el cólera se aprovechó de la pobreza

JUAN DIEGO NUSA PEÑALVER, enviado especial

En Cerca Carvajal, uno de los lugares más relegados y remotos de Haití, Val Elecienne disipó sus temores y podrá tener ahora a su bebé.


La concurrida marché de Cerca Carvajal.

Ella, a las 30 semanas de embarazo, contrajo el cólera, que le provocó una deshidratación ligera, atajada a tiempo por los médicos cubanos en el centro de tratamiento de la letal epidemia, instalado en una pequeña institución de la Santé (Ministerio de Salud Pública y Población de Haití), en el poblado cabecera de la comuna. Se tomaron todas las precauciones del caso.

Junto a la gestante dieron también el alta a Val Obu, de 72 años, y a Parent Eloi, de 45, ambos con similar cuadro clínico.

Era viernes, día de la bulliciosa y concurrida marché (mercado informal) de Cerca Carvajal, una comuna rural de muy difícil acceso y ubicada a 25 kilómetros al noroeste de Hinche, la capital del departamento haitiano Centro.

Para llegar hasta allí es necesario superar los bordes de un deforestado valle, a través de un terraplén de piedras calizas, y ocho escuálidos riachuelos (en época de lluvias son más), empleados por los lugareños para calmar su sed y la de sus mulos. En esas turbias aguas están presentes el vibrión colérico y otros peligrosos males de transmisión hídrica.

Llamada "la enfermedad de la pobreza" porque es causada precisamente por la falta de agua potable, el cólera encontró en este punto perdido de la geografía haitiana condiciones propicias para su propagación.

Allí es insoportable la falta del vital líquido. Este drama es mayor si se tiene en cuenta que en Cerca Carvajal, de unos 40 000 habitantes, la miseria es apabullante, no existen perspectivas de desarrollo que posibiliten una vida decorosa; en tanto muchos niños y adultos sufren enfermedades infectocontagiosas como la malaria, tuberculosis, diarreas, dengue y enfermedades gastrointestinales.

Allí no hay electricidad, solo algunos paneles solares y pequeñas plantas eléctricas, mientras las familias tienen como único combustible doméstico la leña y el carbón. La mayoría de las humildes casas son de barro, adobe y una frágil madera; en su interior, niñitos de apenas cinco años llorando, con sus barriguitas infladas llenas de parásitos.

La arteria principal de la comuna es una polvorienta guardarraya rematada en su entrada por un parque, una iglesia y la mencionada marché. La ignorancia y el analfabetismo campean por aquellos contornos.

Miladys Robinson, de Villa Clara y al frente de los médicos cubanos allí, expresa a Granma que la miseria en Cerca Carvajal es tan dura como la que vio en Gambia, África, donde cumplió similar misión del 2003 al 2005.

Con pesar, relata que no pudieron salvarle la vida a un anciano que llegó a sus manos muy deshidratado, sin conocimiento, padeciendo además una anemia severa. "Estaba muy delgado, luchamos por él durante cuatro horas, pero falleció", señala.

"Diciembre fue el mes más duro, en el que teníamos diariamente que atender un promedio de 13 pacientes. Ya en los primeros días de febrero logramos bajar esa cifra a solo dos o tres contagiados", afirma Miladys, quien explica que las medidas preventivo-educativas aplicadas dieron resultados.

Destaca que la labor del grupo de pesquisa activa ya es habitual en parajes tan distantes como Colome, Penkua, Maringue, Laboicate y Mendoz.

Añade que la Brigada atiende otras dolencias de la población, dedicación que le ha granjeado el respeto, cariño y admiración de los lugareños.

El haitiano John Peter Sufran expresó, al referirse a los médicos cubanos: "Ellos han realizado un magnífico trabajo y son gente buena". Incluso expresó el deseo de visitar Cuba algún día.

El padre Allynste Fontaine, al frente de la Parroquia Santa Familia de Cerca Carvajal, manifiesta que en sus sermones pide a su feligresía seguir las recomendaciones médicas de los brigadistas cubanos, y agrega: "Dios, estoy seguro, agradece tanta dedicación de un trabajo que es día a día, sin descanso. Yo los felicito y los bendigo", recalca el joven sacerdote católico.

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