Combate contra el cólera en las montañas haitianas

Combate contra el cólera en las montañas haitianas

JUAN DIEGO NUSA PEÑALVER enviado especial

Nada se pudo hacer. Gebrina Daffer falleció. Era una niñita haitiana desnutrida de apenas dos años de edad enferma de cólera. Al centro de tratamiento de esa epidemia, de 50 camas, abierto por los médicos cubanos a finales del pasado año en la comuna San Luis, departamento Sur, llegó Gebrina en estado pre morten, provocado por una deshidratación severa.



Cuenta Font que falleció "a pesar de que se le logró canalizar una vena. Hacía tres días que tenía diarreas, pero sus padres no se animaban a bajar de la loma porque son muy pobres. Cuando se decidieron fue muy tarde", explica el doctor, para quien las dos horas de lucha por la vida de esta menor fueron las más largas de su vida.

Esta infortunada niñita, de los tantos que existen en el Haití adolorido de hoy, vivía en la sección comunal de Grand Betimell, subcomuna Solon (zona rural intrincada), "de donde procede el 95% de los 1 282 infectados por el terrible mal (de ellos 373 menores de 15 años) atendidos por los brigadistas sanitarios cubanos hasta este lunes.

Nuestros galenos han logrado que en San Luis, de unos 72 000 habitantes, la letalidad de la epidemia esté hoy en un bajísimo 0,1%.

Decisivo en esta batalla ha sido el grupo de pesquisa activa encabezado por el licenciado en enfermería Amaury Gallardo Lara, de Villa Clara, ya un conocido de los lugareños de tanto "bajar y subir" las lomas de Petit y Grand Betimell, Kalesa y otros remotos lugares de esta región haitiana.

Afirma que el trabajo ha sido colectivo y menciona al resto del equipo, que integran, el doctor Juan Carlos Figueroa, de Santiago de Cuba, y los licenciados en enfermería Leider Ramírez Romero, de Guantánamo; Ángel Periche Zaldívar, de Holguín, e Iraldo Mojene González, de Santiago de Cuba.

Como promedio el grupo de pesquisa pasa cuatro noches en esos recónditos parajes para hacer labor preventiva-educativa sobre cómo controlar esta enfermedad, entregar tabletas de cloro y tratar a los infectados "in situ" (más de 200 hasta el momento), y el reto continúa.