lunes, 23 de agosto de 2010
Espana y Marruecos, dispuestos a zanjar diferencias
España y Marruecos, dispuestos a zanjar diferencias
El ministro del Interior español, Alfredo Pérez Rubalcaba, y su homólogo marroquí, Taieb Cherkaou, se reúnen el lunes en Rabat en un encuentro que ha provocado grandes expectativas tras varios incidentes ocurridos en las últimas semanas en la frontera con Melilla y que han tensado los lazos entre ambos países.
España y Marruecos, dispuestos a zanjar diferencias
Desde mediados de julio, el Gobierno de Rabat ha emitido cinco comunicados atacando lo que dicen fueron abusos contra marroquíes en Melilla, uno de los dos enclaves norteafricanos de España, y también ha acusado a Madrid de abandonar a inmigrantes subsaharianos en el Mediterráneo.
En el último de los comunicados, Rabat acusó a la policía española de racismo y posteriormente se registraron varios incidentes en la frontera entre Marruecos y la ciudad autónoma en los que algunas decenas de personas cortaron el tráfico y trataron de impedir el paso de alimentos.
Los bloqueos se levantaron pocos días después a la espera del resultado de la reunión entre los dos ministros y mientras la diplomacia trabajaba a distintos niveles.
"Se confirmarán totalmente toda una serie de actuaciones conjuntas con la visita del ministro Rubalcaba (..) pero como ya hemos dicho en varias ocasiones desde el Gobierno, los incidentes en los países vecinos pueden ocurrir de vez en cuando y tienen los canales diplomáticos y de seguridad para encontrar su solución", dijo la semana pasada el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.
El jefe de la diplomacia española ha descartado referirse a términos como "crisis diplomática" o "situación de elevada tensión", y ha achacado las fricciones a los problemas lógicos derivados de una relación fronteriza.
Según ha adelantado el Ministerio del Interior español, en el encuentro se analizarán cuestiones como la cooperación policial, la lucha contra el terrorismo y contra la inmigración ilegal y otros asuntos comunes.
Las autoridades españolas han intentado evitar una escalada de tensión entre los dos países vecinos, cuyas relaciones han sido buenas en los últimos tiempos, a la vez que han defendido la actuación de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
TEMAS DELICADOS
Las tiranteces llevaron incluso a que Juan Carlos I mantuviera una conversación telefónica con el monarca alauí Mohamed VI, en la que ambos jefes de Estado coincidieron en que los incidentes no deben perturbar el buen clima de entendimiento entre ambos países, según la Casa Real española.
Por su parte, el presidente de Melilla, Juan José Imbroda, también ha denunciado que los hechos han sido "magnificados".
Los temas de inmigración y de territorios son asuntos delicados para la relación entre ambos países, cuyo equilibrio es crucial para los esfuerzos europeos de lucha contra el terrorismo y la inmigración ilegal.
La última crisis entre los dos estados se desencadenó en 2002 a cuenta del islote mediterráneo de Perejil durante el mandato del anterior presidente español, José María Aznar, y se agravó por diferencias en la lucha contra la inmigración ilegal.
La situación cambió ya con José Luis Rodríguez Zapatero en La Moncloa, y en los últimos años España y otros países han alabado a Rabat por combatir el integrismo islamista, luchar contra el narcotráfico de hachís y actuar contra la llegada de inmigrantes ilegales a territorio español.
Precisamente una visita del ex presidente Aznar a Melilla la semana pasada provocó un cruce de declaraciones entre la principal formación opositora, el Partido Popular, y el Gobierno español, que acusó al ex presidente de "deslealtad" al Ejecutivo, mientras el PP criticaba a las autoridades por no enfrentarse al problema.
Responsables oficiales marroquíes han dicho en privado que Rabat estaba molesto por lo que dijo era la expansión de las actividades de espionaje de España en el norte del país y por la falta de entusiasmo de Madrid hacia el nuevo embajador marroquí en España, el ex dirigente del Polisario Ahmed Ould Souilem.
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