lunes, 12 de abril de 2010
El primer ministro tailandes, Vejjaajiva, denuncio este lunes la presencia de "terroristas" en los enfrentamientos entre manifestantes y policia
El primer ministro tailandés, Abhisit Vejjajiva, denunció este lunes la presencia de "terroristas" en los enfrentamientos entre manifestantes y policías del sábado en Bangkok, en los que murieron 21 personas y más de 860 fueron heridas.
miles de 'camisas rojas' se manifestaron frente al domicilio del primer ministro, fuertemente custodiado, exigiendo su renuncia.
"Hemos descubierto claramente que había terroristas que utilizaron a los manifestantes pro democracia para provocar disturbios, apostando por cambios radicales en nuestro país" dijo Abhisit Vejjajiva en un discurso transmitido por la televisión.
"Debemos hacer la diferencia entre los inocentes y los terroristas y entonces podremos tomar medidas suplementarias" para neutralizarlos, añadió.
La Comisión electoral de Tailandia aboga por disolver el Partido demócrata (PD) del primer ministro, acusado de haberse beneficiado de una donación ilegal hace varios años, informaron fuentes de este partido.
La Comisión consideró que el PD había recibido una donación irregular de 258 millones de bahts (5,9 millones de euros) en 2005, indicó un portavoz del partido.
Ahora debe transmitir el caso a la oficina del procurador general, que lo examinará antes de remitirlo eventualmente a la Corte constitucional.
"Estamos informados de esta decisión, pero el caso aún no ha terminado. Aún debe ser examinado por el procurador y por la Corte constitucional", dijo Buranaj Smutharaks, portavoz del PD.
Mientras, este lunes, el Gobierno y la oposición siguieron polemizando sobre los enfrentamientos del sábado, los más graves en Tailandia desde el año 1992.
Los 'camisas rojas' del Frente Unido por la Democracia y contra la Dictadura (UDD), acusan a Abhisit de haber utilizado una fuerza desproporcionada en el intento de desalojar a los manifestantes de la ciudad vieja de Bangkok.
Por su lado, el Gobierno, basándose en testigos oculares, dijo que los manifestantes habían utilizado armas de fuego.
"Debo admitir que no imaginaba que hubiera gente que iba a utilizar armas como fusiles de asalto M16 y AK47 y granadas", declaró Suthep Thaugsuban, viceprimer ministro.
Este lunes, los 'camisas rojas' organizaron un largo cortejo fúnebre con los féretros, cubiertos con la bandera tailandesa, de dos de los civiles muertos el sábado.
"Desfilamos con los cuerpos de nuestros héroes muertos para mostrar lo que pasó en el suelo tailandés", explicó Arisman Pongreangrong, uno de los líderes del movimiento de los 'camisas rojas'.
Este lunes las posibilidades de diálogo político parecían ínfimas.
Los líderes de la protesta rechazaron nuevamente cualquier negociación hasta que Abhisit no renuncie y abandone Tailandia.
"No habrá discusiones con el Gobierno. No habrá discusiones con asesinos". afirmó Jatuporn Prompan, uno de los principales dirigentes de los 'camisas rojas'.
Por su lado, el portavoz del Gobierno, Panitan Wattanayagorn, desmintió informaciones de prensa sobre una eventual elección legislativa anticipada en octubre.
"Por ahora no se habla de elecciones en octubre. No he visto propuestas de los partidos de la coalición en ese sentido" dijo Panitan.
Los 'camisas rojas' exigen el retorno al orden constitucional vigente antes del golpe de estado militar de 2006, que derribó al primer ministro Thaksin Shinawatra, acusado de nepotismo, corrupción y amenazas contra la monarquía.
Los 'camisas rojas' veneran a Thaksin Shinawatra, que gobernó entre 2001 y 2006 y actualmente está exiliado, y cuya política había sido muy favorable a las masas rurales del norte y noreste de Tailandia.
Al mismo tiempo, detestan a Abhisit, que llegó al poder a finales de 2008 mediante una decisión judicial y un cambio de alianza parlamentaria.
Al igual que China este lunes, varios países expresaron su "inquietud" sobre la situación en Tailandia, considerado hasta hace poco como una isla de estabilidad en la región.
Los medios económicos están inquietos por la imagen del país y las consecuencias sobre el turismo, que representa el 6% del PIB tailandés.
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