martes, 8 de diciembre de 2009
Imaginacion y erotismo
Imaginación y erotismo
Ideas que provocan excitación y ayudan a las parejas a salir de la monotonía. Mira las imágenes
Por Jose Concepcion
"Somos seres sexuales desde que nacemos”. Así lo asegura el sexólogo y perito forense Juan Carlos Malavé Rexach, terapeuta de la Clínica de Sexualidad Humana, tras subrayar que hasta que morimos, todos tenemos fantasías sexuales o eróticas.
Se trata de esas ideas, producto de la imaginación, que todos somos capaces de crear, explica la sexóloga Carmen Laboy, quien las define como cualquier excitación mental imaginaria, erótica o sexual que una persona tiene mientras está despierta.
“Puede ser una historia elaborada, un pensamiento específico, espontáneo o intencional que tiene un propósito muy específico, provocar placer”, explica Laboy, autora del libro “Acto sexual, una experiencia cognitiva psíquica”.
Cabe destacar, sin embargo, que el hecho de que una persona tenga una fantasía sexual no presume necesariamente que se desee llevarla a la práctica.
Sin embargo, son ideas que, según Malavé, comienzan primero como un proceso individual que se agudiza en la adolescencia y que luego puede que se comparta con la pareja. Pero destaca que los hombres, más que las mujeres, son los que generalmente están más receptivos a compartirlas. Especialmente en la cultura latina.
Pero parece que ese patrón ha ido cambiando en los últimos años. Sobre todo, para las parejas que andan en busca de añadirle un poco de chispa a una relación que está un poco apagada.
Por lo menos, ese es el caso de Mercedes, de 62 años, quien asegura que hace un tiempo decidió avivar el fuego en su relación amorosa. Para lograrlo, le contó a su esposo una de sus fantasías.
“Llevamos casados más de 30 años. Y durante todo ese tiempo hemos tenido altibajos y problemas, tanto sexuales como de otro tipo. Pero en los últimos años, todo se ha vuelto muy aburrido”, cuenta Mercedes, quien admite que, aunque ama profundamente a su esposo, las relaciones sexuales ya no le atraen tanto como antes.
Pero aún así, asegura que de vez en cuando, les gusta “hacer cosas diferentes” para salir de la rutina. Por eso, un día le dijo a su esposo que fantaseaba con ir a una playa por la noche, bañarse desnuda y luego hacer el amor.
“Él se rió y me dijo que algún día la iba a hacer realidad. Hace unos meses, para nuestro aniversario de bodas, decidimos alquilar un bote para irnos por las islas. Y una noche nos quedamos cerca de un cayo, donde pude consumar mi fantasía y fue una experiencia fantástica”, cuenta Mercedes con satisfacción.
Ahora, de vez en cuando, dice con picardía, “nos imaginamos otros detalles y lo disfrutamos muchísimo”.
Mirta, en cambio, dice que la relación íntima con su esposo por casi diez años es bastante tórrida. Y, precisamente, por eso es que siempre anda en busca de nuevas ideas para “mantener la pasión”.
Entre ellas, comprar artículos y vestimenta sexy para sorprenderlo. Además de “jugar” a que ella lo domina en la relación sexual y lo “obliga” a ser su esclavo.
“Pero un día, después de insistirle para que me contara una de sus fantasías, me dijo que alguna vez se había imaginado cómo sería hacerlo con una amiga mía”, cuenta la mujer, de 48 años, quien dice que se “frisó” cuando lo escuchó.
Pero lejos de intimidarse, afirma que decidió darle una sorpresa a su marido. “Mi amiga y yo somos más o menos de la misma estatura y hasta nos parecemos un poco. Así que me compré una peluca, me maquillé y me vestí como ella y lo esperé sentada en la sala, con las luces bien tenues”, cuenta Mirta.
Recuerda que cuando él la vio se sorprendió mucho, pero que rápidamente se dio cuenta de lo que ella pretendía y le siguió el juego.
“Esa noche dramatizamos lo que podría haber sido un encuentro con ella”, cuenta Mirta entre risas, tras destacar que se encargó de que él se diera cuenta de que su amiga no era tan glamorosa. Ahora, agrega, está “maquinando” hacer lo contrario, que él se convierta en otro hombre, aunque todavía no le ha dicho qué amigo debe personificar.
Tanto Mercedes como Mirta, quienes pidieron anonimato para contar sus fantasías, dicen que están abiertas a nuevas ideas para disfrutar del sexo plenamente. Pero aseguran que nunca harían algo que fuera por encima de sus principios morales. Por ejemplo, incorporar a otras personas en la relación.
Otra que acepta tener fantasías sexuales es Sonia, una mujer soltera, quien afirma que su imaginación no tienen límites. “Como son fantasías que en la vida real no voy a realizar, me siento libre para excitarme al momento de masturbarme”, admite la abogada, de 37 años, quien asegura que no tener relaciones sexuales con un hombre no ha sido impedimento para satisfacerse sexualmente.
“Y como están las cosas, creo que es la mejor forma de tener sexo seguro”, opina Sonia, pero prefirió no compartir sus fantasías.
De hecho, la fantasía sexual unida a la masturbación es una práctica sexual segura y común, aunque no es bien vista por la sociedad, afirma la psicóloga y sexóloga María del Carmen Santos, catedrática del programa de maestría de educación en salud, de la Escuela Graduada de Salud Pública, del Recinto de Ciencias Médicas.
“Es una de muchas formas para visualizar prácticas y escenas que, muchas veces se combinan en la actividad sexual”, señala Santos, quien opina que las fantasías son más libres en términos de expresar lo que la persona quiere.
“Hay diferentes temas en las fantasías sexuales. Y aunque en todas está el concepto de la libertad, porque pueden imaginar lo que quieran, también se puede ver la represión social hacia ciertos temas”, indica Santos, tras explicar que eso se manifiesta cuando, por ejemplo, una mujer dice que en su fantasía la obligan a hacer ciertas cosas.
“Pero dentro del esquema de lo que estás pensando, puedes libremente poner ahí lo que tú quieras. Es darte el permiso para ser libre en términos sexuales”, agrega Santos. Pero la sexóloga destaca que el lado negativo se da cuando la fantasía no es aceptada por todas las partes que quieren ponerla en práctica.
De hecho, según Laboy, una fantasía sexual es un estímulo del que tampoco se debe depender por completo para “lograr un orgasmo o satisfacerte sexualmente”.
A eso también se añade que siempre habrá fantasías que una persona nunca las exprese o las quiera compartir, afirma Malavé. De la misma forma, agrega, hay otras más “livianas” que pueden ser compartidas con la pareja. Entre las primeras, el sexólogo menciona las que se relacionan con infidelidad.
Un ejemplo, es el “triolismo” o actividad sexual con dos o más personas, con personas de su mismo sexo y otros “tipos de fantasía que se escapan de la norma”, como son las que involucran animales o vegetales.
Las “más livianas” son más fáciles de compartir, según Malavé. Entre ellas, las que se relacionan con el uso de vibradores, películas eróticas o pornográficas y el uso de ‘esposas’ especiales para dominar a la pareja.
“Las fantasías de parejas generalmente incluye la introducción de algún invitado, aunque no necesariamente para realizar el coito. Pero sí para que mire. También está el sexo público, como hacerlo en un restaurante, en el baño de un avión o en un lugar público”, señala Malavé, tras explicar que cuando una pareja habla sobre sus fantasías, puede llegar a una negociación y compartirlas.
Función de las fantasías
Según los sexólogos,las fantasías pueden ayudar en diferentes etapas de la vida. De hecho, en la adolescencia, pueden servir como ensayo de acciones sexuales que aún no han transcurrido. De ahí que muchos jovencitos pasen largo tiempo imaginando diferentes escenas eróticas, muchas veces con personajes ficticios o con alguien conocido al que les resulta difícil acercarse. Pero, más que nada, tienen unos objetivos:
• Inducen o aumentan la excitación sexual, tanto en solitario como en pareja.
•Estimulan los aspectos fisiológicos y psicológicos de la respuesta sexual, contrarrestando el aburrimiento, focalizando los pensamientos y sentimientos.
• Promueven un ambiente seguro para dejar ir la imaginación y que surjan con fuerza los sentimientos sexuales.
• La privacidad asegura que las fantasías no serán descubiertas, mientras que el aspecto inventado nos libera de responsabilidad y nos permite jugar con ellas.
• Descargar o liberar tensiones.
• Ensayar conductas sexuales que nunca has llevado a la práctica.
• Se pueden suspender abruptamente o cambiarles el rumbo a conveniencia.
Pros y contra
A nivel individual,el beneficio de las fantasías es que se mantiene el área de motivación sexual o lo que los sexólogos llaman el líbido.
“Así como uno corre para mantener la eficiencia física, tenemos fantasías para mantener la sexualidad”, afirma Malavé.
En las parejas, agrega el sexólogo, el beneficio está relacionado con la creatividad sexual entre ellos. Por ejemplo, salir de la norma de sus relaciones sexuales e, inclusive, desarrollar un vínculo más erótico y mejorar la comunicación entre las parejas.
Sin embargo, el problema de ser muy creativo en la fantasía sexual es que se puede convertir en una obsesión compulsiva o parafilia, como se conoce a las diferentes disfunciones sexuales. Entre ellas, el voyeurismo (el querer observar a otros mientras realizan el acto sexual); exhibicionismo o sexo público y el que para poder llegar a un orgasmo tenga que fantasear constantemente.
“La obsesión por querer satisfacer una fantasía sexual puede exponernos a violar una ley social. Otro problema podría ser vivir una fantasía sexual al punto de dejar la realidad a un lado”, advierte Malavé. Pero subraya que no puede recomendarle a una persona que tenga fantasías sexuales porque “eso se debe dar individualmente y de forma natural”. Aunque eso no quita, agrega, que les recomiende hacer algún tipo de actividad erótica o utilizar algún instrumento y que de ahí salga la fantasía.
“Pero tiene que salir natural”, afirma el sexólogo, mientras sostiene que, aunque se pueden tener un sinnúmero de fantasías sexuales “nos deben preocupar las que se relacionan con pedofilia, asfixiofilia o algún tipo de fantasía frecuente que tenga que ver con menores o con algo que ponga en peligro la vida”.
Las más frecuentes
Según la sexóloga Carmen Laboy, la fantasía sexual de la mayoría de los hombres se relaciona con su deseo de provocar orgasmos y placer en su pareja. De hecho, destaca que los hombres tienen fantasías sexuales unas 76 veces al mes, mientras que las mujeres lo hacen unas 34 veces en el mismo tiempo. Algunas de las fantasías más comunes son:
• Relaciones sexuales con una persona que no es tu pareja.
• Hacer o recibir sexo oral. Es una fantasía que ocupa un lugar muy alto para ambos sexos.
• Sexo con dos o más mujeres a la vez. Es una fantasía frecuente entre los hombres. Según los expertos, es el sueño adulto equivalente a la fantasía infantil de quedarse encerrado en una tienda de dulces. Sin embargo, los estudios demuestran que la gran mayoría de los hombres no quiere (y no podría afrontar) semejantes exigencias sexuales en la vida real.
• Una fantasía femenina común es ser obligadas a tener sexo con más de un hombre o con mujeres.
• Ataduras: las mujeres suelen imaginar que las atan y los hombres imaginan que atan a las mujeres. Fantasear con ataduras se asocia con tener el poder o renunciar a él, y ambos casos resultan atractivos si no se hace daño físico. Las fantasías sadomasoquistas son menos frecuentes pero no excepcionales. El sádico se excita infligiendo dolor a otra persona; el masoquista se excita recibiendo dolor.
• Encontrarse con un hombre misterioso para ir a un hotel y tener con él una noche de sexo salvaje y desinhibido.
• Dominar a un hombre, lo que incluye darle unos azotes, ordenarle realizar ciertos actos sexuales, hacer que suplique por lo que quiere, es una fantasía femenina común, según los sexólogos.
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