viernes, 27 de noviembre de 2009

El opio devora a las familias afganas















El opio devora a las familias afganas
Esta materia prima de la heroína es el pan en sus hogares. Gráfica

The Associated Press / AP

En una pequeña aldea al noreste de Afganistán, se calcula que más de la mitad de sus habitantes son adictos al opio. Hasta a los más pequeños de los niños les dan la droga.SS
Kabul - En una aldea al noreste de Afganistán, son un poco más de las ocho de la mañana en la casa de Islam Begs, y la familia está arremolinada alrededor de una pipa de opio encendida.
Entre ellos está su nieto de un año.


Nadie se altera cuando su tía le echa una bocanada de opio al rostro del niño.
Ésta es una práctica común aquí, lo que resulta en una adicción rampante. Los residentes alegan que no existe alternativa porque no hay medicinas: sólo hay un medicamento, y éste es el opio.
Islam Beg, a sus 65 años, admite que está avergonzado de aquello en lo que se ha convertido.
Los antepasados de Beg solían ser dueños de gran parte del territorio de la aldea, donde él poseía 1,200 ovejas. Pero se vendieron, y luego vendieron la tierra, para pagar por el opio.
La pipa se pasa alrededor y todos se turnan para llenar sus pulmones con esta sustancia mortal.
Esta familia de cinco es típica del creciente número de adictos a los narcóticos en Afganistán. Hay aquí aproximadamente 150,000 adictos al opio y unos 50,000 adictos a la heroína.
Décadas de guerra y pobreza han infundido una sensación de desamparo en muchas personas de aquí, haciendo de los narcóticos una manera fácilmente destructiva de enfrentarse a una realidad a menudo lúgubre.
Esta aldea sarab tiene una población de menos de 2,000 habitantes, y la mitad de ellos ya son adictos.
Afganistán cuenta con muy pocos servicios de tratamiento de drogas disponibles en toda la nación, hay menos de 200 camas para la rehabilitación total de la droga.
En las aldeas pequeñas como ésta, todo el mundo está relacionado y cada familia se hunde cada vez más en deudas.
Beg confía que sus nietos escapen a este destino, él cree que ellos no son adictos todavía.
Pero la adicción al opio en estas remotas aldeas montañosas está tan arraigada que familias enteras, desde los infantes más pequeños hasta los ancianos, están atados a su vicio.
Principal productor
Mientras esto sucede, Estados Unidos acordó esta semana entregar millones de dólares en ayuda para el desarrollo a provincias de Afganistán que han eliminado o reducido la producción de amapolas de opio, la materia prima para la elaboración de heroína.
La cosecha de amapolas de opio en Afganistán, que produce el 90% del suministro de opio del mundo, está relacionada con la corrupción, la adicción y un tráfico de drogas que subvenciona la insurgencia Talibán.
Reducir el cultivo de amapolas es la meta de un programa de Estados Unidos que ha repartido $80 millones desde 2007. Esto incluye los 38.7 millones que Estados Unidos anunció que está dando a 27 de las 34 provincias de Afganistán que, o reducen el cultivo de opio en más de un 10% o lleguen a estar libres de opio este año.
“Los narcóticos ilícitos son un problema muy serio, con exportaciones alrededor del mundo, pero nosotros tenemos que reconocer que ellos hacen también un daño grave a la sociedad afgana”, dijo E. Anthony Wayne, director de desarrollo de la Embajada de Estados Unidos en Kabul. “El tráfico de narcóticos alimenta también la corrupción, entorpeciendo la capacidad de Afganistán de construir instituciones fuertes y democráticas y un buen gobierno. Los narcóticos nutren también la insurgencia.
“Afganistán posee una de las tasas más altas de adicción en el mundo, perjudicando a miles de personas, dañando a familias y comunidades, limitando la oportunidad económica y privando a las generaciones futuras de la oportunidad de lograr una vida mejor”.
En un programa separado, Estados Unidos ha abierto 16 clínicas para tratamiento de drogas alrededor de la nación, y se espera que abra otras 11 en los próximos meses.
A la baja
La determinación de qué provincias recibirán el dinero la hace la Oficina de Drogas y Criminalidad, de la ONU, que reportó que el cultivo de opio disminuyó un 22% este año. El dinero, que lo administra el Ministerio Afgano de Contranarcóticos, en el pasado se ha utilizado para proveer maquinaria agrícola, cavar canales de riego y construir edificios tales como escuelas, clínicas y estadios.
La provincia Helmand, una plaza fuerte talibán donde las tropas estadounidenses y británicas lanzaron una importante operación este año, recibirá $10 millones -el máximo permitido según el programa- para reducir un 33% el cultivo de opio, dijo el general Khodaidad, ministro afgano de contranarcóticos, que se escribe sólo con un nombre. Tres provincias -Baghlan, Faryab y Kapisa- recibirán $1 millón cada una por llegar a estar libres de opio por primera vez, dijo él.
Casi todo el opio de Afganistán se cultiva en Helmand y en otras seis provincias -todas ellas áreas bajo control parcial o total talibán.
Aunque la Casa Blanca de Obama ha abandonado casi todo el programa de la administración Bush de destruir las cosechas de opio, el gobierno afgano continúa apoyando los esfuerzos por erradicar la cosecha de amapolas. Los críticos dijeron que arrasar los campos de amapolas de opio enfurecía y empobrecía a los afganos rurales sin afectar significativamente las cosechas.
Tropas de Estados Unidos y de la ONU empezaron a atacar activamente por primera vez este año los almacenes de drogas detectados. La ONU informó que en la primera mitad de este año, las operaciones militares destruyeron 50 toneladas de opio, 7 toneladas de morfina, 1.5 toneladas de heroína y 27 laboratorios para convertir el opio en heroína.
La ONU dice que la corrupción, el desorden y la falta de control en las fronteras tienen como consecuencia que sólo se confisque el 2% de los opiatos afganos localmente.
Asimismo, esta entidad dice que son más los rusos que mueren anualmente por drogas afganas que los soldados soviéticos que fueron muertos durante su conflicto afgano.

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