lunes, 26 de octubre de 2009

Titanes del servicio










Titanes del servicio
Durante las pasadas 48 horas apenas han descansado porque su norte ha sido servir al País en medio de la emergencia nacional


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Por Jose Concerpcion
Omar Delgado
Bombero
Literalmente se sintió al borde de los abismos del infierno. Tras un lustro como bombero nunca arriesgó su vida como el pasado fin de semana en que, a pocos metros de los tanques en llamas, sudó la gota gorda cargando un depósito de agua de más de 80 libras, mangueras y otro equipo para mitigar el fuego.


Por la mente de este joven bombero desfilaron imágenes de su esposa, de su mamá y de los compañeros que valientemente manejaban la emergencia.
Llegó un momento en que se encomendó a Dios y le dijo que lo admitiera “en su Reino si le pasaba algo”.
A las 4:00 a.m. del viernes casi se desvanece por falta de agua. “Esto era peor que un horno. Había como ocho cilindros encendidos a la vez, con llamas de 75 a 80 pies de altura”.
Hidratado, reanudó sus labores hasta el amanecer. El sábado descansó un poco y ayer domingo regresó a la zona del siniestro para trabajar duro para lograr que el sector regresara a la normalidad.
Roberto Otero
Policía
Con 29 años como motociclista de la Policía de Puerto Rico, nunca había trabajado durante tantas horas consecutivas.
Los rayos ultravioletas del sol han quemado su rostro y sus brazos.
Las ojeras por las pocas horas de descanso son evidentes. Y aunque los pies apenas lo sostienen, el agente Otero sirve con lealtad al País, ratificando, con su presencia en la periferia de la explosión, su compromiso con el servicio público.
“Ya me está afectando la garganta el humo que estoy respirando. No puedo usar la mascarilla porque siento que me asfixio. Pero estamos de pie, ya durante más de 12 horas, sirviendo al País”, dijo el oficial de 51 años, casado y con tres hijos adolescentes.
En 1986 por poco muere al intervenir con un asaltante. No se amilanó y desde entonces, en cada jornada de trabajo, se encomienda a Dios dispuesto a ofrendar su vida por el orden público y la seguridad de los residentes de las comunidades de Bayamón.
Ezequiel Figueroa
El Tío Zecky
Desde su infancia fue un admirador del Tío Nobel. El supervisor del área de transporte del Departamento de la Familia en Bayamón, siempre soñó con crear un personaje para ayudar a los niños a canalizar la tensión y el estrés en situaciones de emergencia.
La madrugada del jueves, cuando supo de la explosión en las instalaciones de la Caribbean Petroleum Corporation (CAPECO), inmediatamente se comunicó con su supervisor para informarle que activaría a “El Tío Zecky” para divertir a los niños de Cucharilla, Puente Blanco y Amelia, refugiados junto a sus padres en el Coliseo Cosme Beitía Sálamo en Cataño.
Por más de 40 horas, el payaso Zecky ha compartido juegos de mesas, cuentos, chistes y películas. Aún se desplaza de catre en catre y con su contagiosa simpatía les calma su ansiedad, recordándoles que la vida de las personas es más importante que lo material.

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